Hispano cerca del desastre

Alejandro Domínguez

La Raza del Noroeste

Eloy Vera sabía que algo no estaba bien.

El mexicano se encontraba en Snohomish haciendo trabajo de jardinería el pasado 22 de marzo cuando escuchó muchas sirenas y ambulancias viajando hacia Arlington, la ciudad donde vive. Primero, pensó que había pasado un accidente automovilístico porque eso pasa muy seguido

Cuando se cerró la cerretra 530 y no no pudo llegar a su casa, Vera se dio cuenta lo serio de la situación.

El mexicano fue de los afortunados. Su casa no estaba en la zona de deslave que se llevó a un vecindario en Oso.

Este deslave ha sido de las peores tragedias del estado. La lista oficial del jueves eran 36 muertos y 10 personas desaparecidas.

Vera vive a ocho millas antes de la zona del deslave.

“Esos días fueron muy intensos porque se tapó el rio y la gente estaba muy preocupada”, dijo Vera sobre los días después del deslave cuando todavía no se sabía la intensidad de la tragedia.

“Era una inmensidad de rio. Estaba difícil la cosa”.

El jardinero tuvo que llamar a sus familiares y amigos para dejarles saber que estaba bien. Vera vive en su casa junto con sus tres hijos adultos.

No pudo trabajar en el área de Oso y Darrington porque se cerró la carretera 530.

Después de unos días, la gente se relajó, pero fue cuando se empezaron a dar a conocer los nombres de las víctimas.

“Lo que pasó fue terrible. Casi acabó con una colonia de Oso, se llevó un pedazo muy grande”, dijo.

Ese pedazo lo conoció bien por los 13 años que lleva viviendo en la región. Eran llanos grandes con ranchos que tenían vacas, caballos y alrededor de 17 casas.

“Se me hace que eran más,” dijo.

Hispanos no viven en la región, pero hay muchos de ellos que trabajaban en la región, dijo.

De acuerdo a la lista oficial por las autoridades, la única víctima hispana ha sido Jovon Mangual, 13, de Puerto Rico, quien vivía con su familia. Su padrastro sigue desparecido, mientras sus dos hermanos fallecieron. Un hermano sobrevivió y su madre no se encontraba en casa cuando sucedió el deslave.

Vera no conoció a ninguna de sus víctimas, pero conoce a familiares y amigos de ellos. Dice que el dolor no se ha ido.

“Uno no quiere platicar de lo sucedido”, dijo.

Él hace un llamado a todos que traten cooperen con la Cruz Roja para que esta organización pueda ayudar a los damnificados.