Para conductores apasionados

David Loji

Agencia Reforma

El Suzuki Swift es un subcompacto cuyo precio en sus versiones equipadas lo posiciona en la parte superior de su segmento, pero este pequeño japonés no es mera transportación básica o utilitaria.

Cierto, su rendimiento de combustible de 16.5 Km/l en uso citadino (y conduciendo no despacio) y sus compactas dimensiones, además de su mantenimiento económico, lo volverían un buen auto utilitario. Según su fabricante ofrece un rendimiento de 18.47 Km/l.

La versión de entrada llamada GA cuesta 169 mil, pesos pero incluye dos bolsas de aire, frenos ABS, aire acondicionado y accionamiento eléctrico para ventanas, espejos y seguros. No tiene sistema de audio ni rines de aluminio.

Pero por otra parte, tendrá un equipamiento digno de autos más grandes como navegación GPS integrada, iluminación LED exterior, seis bolsas de aire, aire acondicionado automático, llave inteligente para entrar al auto y encendido mediante botón.

Simple y sencillamente es un auto realmente divertido y ameno, el cual disfrutarán ampliamente los conductores apasionados.

Parece un Mini Cooper, pero sin la etiqueta de diseñador. Con la excepción del Peugeot 208, ninguno de sus competidores siquiera se le acerca en términos de manejo divertido.

Seremos claros en cuanto a que este auto no es muy potente, pues su motor de 1.4 litros naturalmente aspirado tiene 100 caballos, cifra que no es monumental.

Pero el motor revoluciona con gusto al menor toque del acelerador y la dirección es realmente rápida, además de que la suspensión esta muy bien calibrada para máxima agilidad y agarre.

Aunque no es muy potente, es un auto muy balanceado y con una amplia sensación de camino, que vuelve muy recompensante la experiencia de manejo.

Pero si se compara con la generación previa, el actual Swift tiene un aspecto más elegante y costoso, destacando las luces traseras y faros que tienen acrílico de mayor brillo, lo cual acentúa el diseño del auto. Nuestra versión de prueba es la GLS manual, que apenas se libra de exceder la marca de los 200 mil pesos; de hecho, cuesta 199 mil pesos.

Su exterior tiene rines de aluminio de 16 pulgadas, que también se usan en la versión GLX equipada. Estos rines tienen un diseño deportivo realzado con toques elegantes como el aro brillante.

El interior demuestra calidad, aunque se usa plástico duro en todos sus componentes.

Pero el brillo y la textura de los plásticos son atractivos, lo que ofrece una buena sensación. Los descansabrazos de las puertas son suaves gracias a los insertos de tela.

La instrumentación también tiene, por así decirlo, joyería, como aros en tono metálico no brillante e insertos tridimensionales para las marcas de velocímetro y tacómetro.

El radio tiene display con leds segmentados y perillas con insertos metálicos, lo que le da un aspecto de calidad y además tiene entrada USB que permite controlar iPods y iPhones, ofreciendo acceso a listas de reproducción, artista, género o álbum.

No es como otros irritantes sistemas de audio en los que se reproducen las canciones en orden alfabético.

La transmisión manual de 5 velocidades tiene un mecanismo con movimientos cortos y una precisa sensación metálica al meter los cambios.

La dirección con asistencia eléctrica es muy rápida y con una resistencia natural que aumenta gradualmente conforme se entra a las curvas y se progresa en las mismas.

La suspensión en momentos puede ser más dura de lo que a algunas personas les puede agradar, pero a cambio de esto ofrece un manejo virtuoso en curvas, en las cuales el Swift se mantiene en esencia plano.

Un detalle que distingue al Suzuki Swift es que transmite una sensación de sustancia y solidez, como un buen auto alemán. En contraste, muchos autos subcompactos se sienten huecos y sin alma.

Lo sorprendente del Suzuki Swift es que ofrece un manejo estelar a partir de elementos de chasis no sofisticados como eje trasero rígido y suspensión McPherson delantera.