Condenado a muerte pide clemencia en Missouri

JIM SUHR, Associated Press

SAN LUIS, Missouri, EEUU (AP) — Un hombre de Missouri sentenciado a muerte presentó el martes una apelación ante la Corte Suprema y pidió clemencia al gobernador. Michael Worthington podría ser el primer reo ejecutado desde que una inyección letal saliera mal el mes pasado en Arizona.

Worthington, de 43 años, violó y estranguló en 1995 a Melinda “Mindy” Griffin, una estudiante que era su vecina. Sus abogados buscan que el máximo tribunal suspenda su ejecución programada para el primer minuto del miércoles 6 de agosto en la prisión de San Luis, mencionando lo sucedido en la ejecución de Arizona y de otras dos ejecuciones fallidas en Ohio y Oklahoma, así como la secrecía que involucra a las drogas utilizadas en el proceso en Missouri.

El gobernador demócrata Jay Nixon está sopesando la petición de clemencia de Worthington, dijo el portavoz Scott Holste.

Las tres ejecuciones fallidas en meses recientes han renovado el debate sobre la pena capital. El mes pasado en Arizona un reo jadeó más de 600 veces y pasaron casi dos horas para que falleciera. En enero un prisionero en Ohio resopló y jadeó 26 minutos antes de morir. Unos meses después en Oklahoma un interno murió al parecer por un paro cardiaco 43 minutos después de que comenzara su ejecución. La mayoría de las inyecciones letales hacen efecto en una fracción de ese tiempo, de 10 a 15 minutos.

Ohio, Oklahoma y Arizona utilizan midazolam, una droga que comúnmente se aplica a los pacientes para ayudarlos a relajarse antes de una cirugía. En las ejecuciones esta sustancia es parte de una inyección letal que incluye dos o tres sustancias.

En cambio, Texas y Missouri suministran una sola gran dosis de pentobarbital, utilizada muchas veces para tratar convulsiones y sacrificar a animales. Missouri cambió a pentobarbital a finales del año pasado y desde entonces ha aplicado siete ejecuciones durante las cuales los reos no han mostrado señales obvias de estrés.

Missouri y Texas han recurrido a farmacias que les fabrican versiones de pentobarbital, pero al igual que la mayoría de los estados no quieren dar el nombre de los fabricantes, creando un velo de secrecía que ha ocasionado demandas.

Worthington confesó haber matado a Griffin, pero dijo que no recordaba detalles debido al abuso del alcohol y la cocaína. Después, pruebas de ADN lo vincularon al asesinato.