Movimiento… pero vigilado

Natalia Vitela

Agencia Reforma

El ejercicio es un excelente aliado para el control de la diabetes tipo 2, sin embargo, se puede volver contraproducente si el paciente lo realiza sin una evaluación médica previa.

“Si es hipertenso tiene que tener bien controlada la presión antes de hacer ejercicio. Igual tiene que tener controlada su glucosa en la sangre”, indica Antonio González, médico adscrito al Servicio de Medicina Interna del Hospital General de México.

Explica que al paciente cuya enfermedad lleva menos de cinco años de evolución se le recomienda realizar 30 minutos de actividad física cinco veces a la semana, pues es muy probable que todavía no haya complicaciones, no obstante el médico debe evaluarlo.

Nadar, caminar, trotar y andar en bicicleta son algunas opciones, pero también puede realizar deportes, como beisbol, basketball y volibol, indica.

Pero lo que se les recomienda es caminar antes de ser revisado por el médico especialista, ya sea endocrinólogo o médico internista, quien tiene que evaluar si los pacientes ya presentan complicaciones de la enfermedad.

“Se verifica si hay neuropatía, la cual afecta las extremidades inferiores y el paciente no siente y con actividad física de esfuerzo sobre el pie no siente y se puede lesionar”. Con esta situación el paciente puede sufrir una úlcera que conduzca a una amputación, advierte.

Dice que quienes tienen retinopatía pueden sufrir hemorragias que dañen más su vista. En tanto que quienes tienen cardiopatía pueden hasta infartarse. Afirma que la mayoría de quienes tienen nefropatía sufre hipertensión.

Por eso es fundamental que el médico revise las condiciones del paciente y con base en ello se recete el tipo de ejercicio y la cantidad.

“Aunque haya algo en particular se le va a encontrar qué sí puede hacer y qué no puede hacer”.

González dice que el ejercicio tiene múltiples beneficios para los pacientes.

“Está demostrado que el ejercicio baja la resistencia a la insulina y favorece la pérdida de peso, lo que favorece el control de la glucosa.

“El ejercicio favorece el movimiento de los músculos… y ellos consumen mejor el azúcar, la insulina actúa mejor”, indica.