La Barbie Inmigrante Ilegal

Esther Cepeda,

The Washington Post

CHICAGO — Para apropiarme del grito unificado a francocéntrico, de los que defienden la sátira aun cuando no están de acuerdo con ella:¡Je suis Barbie!

Específicamente, me refiero al artículo “Six New Barbie Dolls That Reflect 21st Century Women” (Seis muñecas Barbie nuevas que reflejan a las mujeres del siglo XXI), que Janet Eve Josselyn creó, ficticiamente, en el blog “Points in Case”.

Entre esos tesoros de la femineidad contemporánea se encuentran “Facebook Barbie”, que presenta “fotografías pornográficas de postres, que ella nunca comerá” y “abundantes fotos de sí misma y Ken frente a famosos sitios de todo el mundo, para que todos puedan ver que Barbie ya no está anclada en casa haciendo las tareas del hogar.”

Y después está “Hot Flash Barbie” (La Barbie de los Sofocos) que “trae gotas de sudor de plástico en su ceño y un gran neumático de grasa en el estómago, que acompaña a su caído trasero.”

Se describe también una “Lesbian Barbie”, “Xbox Barbie” y “Rehab Barbie” en los mismos términos vulgares –y cómicos.

Pero nunca me hubiera enterado de ellos si “Illegal Immigrant Barbie” (La Barbie inmigrante ilegal) no hubiera enfurecido a la blogo-esfera hispana hasta perder todo sentido de la perspectiva y del humor.

“La Barbie Inmigrante Ilegal viene atada a una serie de niños y trae una brújula y un coyote,” dice su descripción. “Su cabello está descuidado y sus mejillas carecen del brillo rosado de las Barbies del siglo XXI.

Viene armada de tenazas para cortar alambrados y sándwiches envueltos en papel de estaño. Viene con el número de teléfono de Ken, en caso de que la detenga la Patrulla Fronteriza.”

“La Barbie Inmigrante Ilegal” está embarazada, luce un ojo morado y trae un carrito de supermercado lleno de niños multirraciales (uno de los cuales se parece notablemente al líder norcoreano, Kim Jong Un) y dos paquetes de seis cervezas Budweiser, varios paquetes de Marlboros, una botella de Jack Daniels y una caja de macarrones con queso, marca Kraft.

¿De mal gusto? Sí. ¿Ofensivo? Sin duda —tan ofensivo como suponer que todas las lesbianas usan “ropas holgadas y oscuras y botas de estilo militar.”

Pero, ¿es racista?

Ésa es la acusación de individuos sin sentido del humor.

Una colaborador de Latina.com. —que presenta asuntos tan decorosos como “6 Crazy Ways to Get a Bigger Butt” (6 locas maneras de obtener un trasero más grande”) y un aviso para “Latina Hot Papi Search!” (¡Búsqueda latina de un Papi buen mozo!)— tildó el blog de racista y lo declaró “no gracioso”, y estuvo de acuerdo, al mismo tiempo, de que era una sátira.

El artículo, escrito por Crisitina Arreola, nunca explicó la cuestión de la raza, puesto que “La Barbie Inmigrante Ilegal” es alta, rubia, de ojos azules y, en todas sus características, excepto el embarazo, es una Barbie.

¿Quién puede decir que “La Barbie Inmigrante Ilegal” no sea polaca o estonia? (No todos los inmigrantes ilegales son hispanos o latinos). ¿O debemos creer que Josselyn tiene un prejuicio contra los blancos?

Arreola escribió: “Las seis entradas están llenas de ignorancia e intolerancia. Sin embargo, ‘La Barbie Inmigrante Ilegal’ lleva la estupidez a un nivel enteramente nuevo.”

Es cierto.

Pero una vez más, se puede decir que reaccionar excesivamente por algo tonto y desprestigiar a su creador por ello —Arreola le tiró esta joyita a Josselyn: “El racismo te hace morir antes. Sólo un comentario.”— lleva también la intolerancia a un nuevo nivel.

Pero las reacciones excesivas parecen ser nuestra costumbre, hoy en día.

La queja de los “Óscares sólo blancos” es exagerada. Los que creemos que necesitamos más películas que incluyan actores con etnias y razas representativas de nuestra población diversa no están haciendo justicia a su causa al sumarse a esas quejas.

Den una ojeada a los films nominados para “Mejor Película”.

“Selma” obviamente tiene un reparto diverso, pero “Whiplash” también presenta actores asiáticos, asiáticos del este, y afroamericanos. El film “Birdman” no sólo fue dirigido por Alejandro González Iñarritu, un director mexicano, sino que la música del film fue compuesta por el baterista/compositor mexicano, Antonio Sánchez.

El film de Wes Anderson, “The Grand Budapest Hotel” presenta a dos magníficos actores en el papel de “Zero”: el guatemalteco-americano, Tony Revolori y el asirio-americano, F. Murray Abraham.

Sí, sería maravilloso que por algún milagro, los nominados y ganadores de todos los premios de los Estados Unidos no sólo se basaran exclusivamente en el mérito y la excelencia, sino que fueran exactamente 63 por ciento, blancos; 17 por ciento, hispanos; 13 por ciento, negros; 5 por ciento, asiáticos y un 1 por ciento amerindios y habitantes de las Islas del Pacífico.

Pero alegar que un programa de premios es racista porque no produce un ideal de justicia social es poco constructivo.