Édgar Contreras,

Agencia Reforma

CIUDAD DE MÉXICO .- Para llorar… El adiós de los Pumas en el torneo no pudo ser más triste: cinco derrotas y un empate en seis partidos, con apenas un gol en ese lapso, sin Nicolás Castillo como campeón de goleo y sin el capitán Darío Verón en la cancha, sin garra, sin alma…

La derrota 1-0 contra Puebla en CU le puso el cerrojo a un torneo de contrastes, en el que el equipo pasó de sublíder a penúltimo, un punto abajo del descendido Jaguares.

Antes de que la directiva se siente a negociar con Verón y Castillo o de que diseñen a la plantilla que competirá en el Apertura 2017, Pumas tuvo su última cita en el semivacío Estadio Olímpico Universitario. A los 18 segundos del complemento, un parpadeo y el gol de Francisco Torres, luego de una asistencia del ex auriazul Emilio Orrantia, quien todo el partido le ganó la espalda a Jesús Gallardo, volante que ha sido habilitado como lateral izquierdo, decretó una derrota más.

En su persecución al líder de goleo y ahora campeón del rubro Raúl Ruidíaz, el chileno Nicolás Castillo bien puede culpar a Édgar Dueñas, quien le quitó el gol gracias a una extraordinaria barrida, pero la mayor responsabilidad es de la plantilla auriazul que casi nunca lo puso a competir frente al marco rival.

Y el Puebla, golpeado en el bolsillo ante los adeudos de su directiva, le amargó la tarde a los Pumas, que se despidieron entonando una “Goya” desganada, muy ad hoc para este desenlace.