¡De titanio!

Por Paula Ruiz

Agencia Reforma

Renovada, de apariencia delgada, con el ímpetu para rockear a placer, Alejandra Guzmán se reencontró anoche con el público regio a quienes contagió de su locura.

La Guzmán saldó la deuda que tenía con sus fans, luego de posponer su show el pasado 3 de diciembre debido a que se sometió a una operación en la que pusieron una prótesis de titanio en la cadera izquierda.

Después de su larga rehabilitación, la cantante de 49 años volvió a ser la misma que disfruta bailar sensualmente en el escenario.

El Auditorio Pabellón M fue testigo del encuentro entre la rockera y 4 mil seguidores (cifra oficial) que llenaron el lugar en el que saltaron chispas de la energía que ahí se desbordó.

A las 21:15 horas apareció Alejandra en un segundo nivel del escenario cantando “Mala Hierba”.

“Buenas noches. Es un placer estar aquí en este escenario tan fregón”, saludó la Guzmán, “hace más de un año que no los veo y los extrañaba y los necesito y no puedo vivir sin el rock and roll y la locura”.

Fue un concierto especial porque era el último de su gira, así que gastó todos sus cartuchos frente a los regios, sencillamente la cantante no tuvo límites.

Antes de “Armar un Escándalo”, como se titula su canción, sentenció “espérense, todavía no me han visto con Gloria (Trevi)”, en referencia a la gira que harán juntas.

Después de ese escándalo, la rockera se puso nostálgica.

“Me ha costado mucho volver al escenario y volver a bailar. Tuve que aprender a caminar, a quedarme quieta, a tener paciencia y todo eso lo hice por ti”, comentó.

Tras esa sentida confesión, en la que el público le respondió con aplausos, fue el preámbulo para “Día de Suerte”.

Regaló a una fan llamada Martha un casco con picos que usó durante su gira. Y antes de cantar “Angeles Caídos”, lanzó al público dos estructuras que usó como corsets, pero aclaró “y no huelen mal”.