Cuentos, tradiciones, y emergencias

Por Sophia Vackimes, Coordinadora de Servicios de Emergencia en Español, Ciudad de Renton

Es común decir que algo es puro cuento cuando queremos desacreditar a una historia o a la persona que la dice. Hoy día nos sentimos muy modernos con nuestros aparatos electrónicos, el celular, la televisión, el radio, y nos olvidamos que hace poco tiempo nada de esto existía. Casi no se escucha a nadie decir “mi madre decía”, o “a mi tatarabuelo le pasó esto o lo otro”. Hemos ido perdiendo poco a poco la conexión con los eventos que han impactado a los grupos humanos por siglos y siglos. Cuando llegaron los primeros europeos a las costas de lo que hoy conocemos como el estado de Washington ya habían grupos humanos viviendo en esta región. A medida que fueron desplazados de sus tierras y su cultura arrasada, aquellas historias que ellos se contaban unos a otros por siglos y siglos comenzaron a desaparecer. Afortunadamente un puñado de ellas sobrevivió ilustrando conocimientos y preocupaciones que ahora nos conciernen a todos los que vivimos aquí.

Estas historias, cuentos, narraciones, no describen los eventos geológicos del área de la misma manera como hablamos nosotros hoy. En lo concerniente al conocimiento científico actual nuestros eventos se describen de manera muy diferente. Algo así como “el terremoto de Nisqually de 2001 fue un evento catastrófico que marcó una magnitud en la escala de Mercalli de 6.8”, no aparece en las historias ancestrales de Washington. Las tribus norteamericanas asentadas sobre la costa del Pacífico comenzaban las suyas como las de muchos otros grupos no Europeos “hace muchos años” o “esto le sucedió a mi gente”, o “esto sucedió hace seis generaciones”. Las anécdotas que contienen son mucho más casuales a veces, y mucho más complejas otras. También las hay fantásticas y sobrenaturales como es el caso de la historia del “Pájaro Relámpago que Causa una Inundación”. Este cuento, aunque aparentemente fantasioso, esconde información geográfica importante:

… El Pájaro Relámpago estaba muy enojado un día. Causó que todo el océano se levantara. El agua comenzó a cubrir todas las cosas. Los Quileute subieron a sus canoas. Las aguas subieron cuatro días. Continuaron a subir hasta que las cimas de las montañas estaban cubiertas con agua. Los Quileute navegaron en sus barcos hacia donde los llevaran las corrientes. No tenían manera de orientarse. No había sol. No había tierra. Luego de cuatro días el agua comenzó a bajar. Pero ahora la gente se había separado. Cuando llegaron a tierra algunos se quedaron en Hoh. Y vivieron ahí desde entonces. Otros llegaron a Chemakum y se quedaron ahí. Muy pocos pudieron regresar a Quileute.

Este cuento, aparentemente extraño, contiene imágenes muy importantes que describen sucesos catastróficos. Primero, enumera la existencia de fuerzas naturales potentes, como lo son el mar, el cielo y la tierra. Luego nos dice que estas fuerzas entraron en batalla; es la descripción de un desastre terrible. Si pensamos que las montañas fueron completamente cubiertas por agua, podemos interpretar que lo que sucedió fue un enorme tsunami. Es importante recordar que los tsunamis se forman luego de un terremoto, así que la lucha puede ser simbólicamente el terremoto y su consecuencia el tsunami que con sus enormes olas causa inundaciones catastróficas. Es casi inimaginable el terror que esto generó entre los Quileute, puesto que el agua subía y subía. Lo que es estremecedor es que tampoco se veía el sol. Es posible que también haya habido una erupción volcánica que causara el terremoto y que arrojara ceniza y obscureciera al cielo. El evento afectó a esta gente y los dispersó, ahogando a muchos, y forzando a otros tantos a abandonar sus lugares originarios.

Muchos de estos cuentos habían sido coleccionados por investigadores, folkloristas, historiadores a lo largo de mucho tiempo pero no habían sido tomados en serio. Habían quedado plasmados en las páginas de viejos libros, esos libros que a veces pensamos que sólo se hallan en polvorosas bibliotecas. El asunto es que estos relatos no se habían tomado en cuenta como historias de importancia. Fue hasta hace unos treinta años que la investigadora Ruth Ludwin de la Universidad de Washington reunió una gran cantidad de ellos, y comenzó a considerar seriamente la información y los datos que contienen. El resultado ya lo habrán adivinado ustedes. Estas historias son relatos de eventos catastróficos que han sucedido en esta costa y que se repiten con cierta regularidad. De ello que todos los que vivimos aquí podríamos algún día ser afectados por un evento similar. Las historias nativas no son puro cuento.