¡Se fue la luz!

Sophia Vackimes, Oficina de Respuesta a Emergencias, Ciudad de Bellevue

Hace un par de días me quedé pensando en aquellos apagones que sucedían cuando era niña. Yo me divertía con la novedad mientras en la casa buscaban las velas, luego las encendían con algún cerillo que por fin prendía bien y las encendían y colocaban en el centro del comedor donde todos nos congregábamos para merendar obviamente algo frio. Los apagones duraban solamente un par de horas pero el espectáculo de la luz amarillenta y tibia que despedían le da a mis recuerdos matices especiales. Aquellos eran días diferentes y misteriosos. Generalmente se había ido la luz debido a una tormenta monumental que parecía iba a hundir a toda la colonia donde vivíamos llovía a cántaros, era un asunto verdaderamente diluvial. Todo quedaba a obscuras y nos estremecíamos mis hermanos y yo con cada relámpago y sus truenos consecuentemente ruidosos. Recuerdo con mucho gusto que estos sucesos duraban horas enteras y muchas veces nos íbamos a dormir sin que hubiera regresado la luz. Durante la época de lluvias esto sucedía un par de veces a la semana, mientras que en muchas partes del país los apagones duran varios días.

La mayoría de quienes vivimos en Washington, en ciudades modernas o en suburbios, nos olvidamos de la gran comodidad que implican todos los servicios modernos de los que echamos mano día con día. Prendemos la luz al levantarnos, nos arreglamos para salir al trabajo, cuidamos de parar el auto con cada semáforo que cambia al color carmín, tomamos un elevador a la oficina, echamos mano de la cafetera eléctrica para preparar una taza de café para desayunar, etc., etc. Hoy hallamos servicios eléctricos por doquier ni siquiera se nos ocurre que de pronto se podría ir la luz.

Es cierto que este servicio no sufre interrupciones como en otros lugares ni del país (hay que considerar a Puerto Rico) ni del mundo, y que dependemos de ella de manera constante, pero ¿qué haríamos si de pronto no pudiéramos preparar lo que vamos a cenar? ¿Qué pasaría si súbitamente no hubiera luz en el semáforo en la calle que ahora atravesamos? Hace unos días estábamos discutiendo en mi oficia algo que aunque no sucedió nos hizo pensar en ustedes los lectores de este periódico: ¿Qué sucedería si las ciudades de Bellevue, Tacoma, Seattle, Renton y Burien experimentaran apagones de dos horas una por una durante esta temporada tan fría?

Más allá calcular el impacto negativo de pasar por una situación como esa, es más importante considerar el asunto de la prevención. La historia con la que comencé esta nota me remonta a mi niñez pero hoy me he encargado de no tener que andar buscando velas, que podrían generar un incendio, cuando en su lugar tengo bien a la mano lámparas que dan suficiente luz y también me he equipado con baterías frescas para poder realmente utilizar la lámparas por tiempo suficiente. Pero hay otras precauciones que se todos podemos tomar que son igualmente importantes y que se recomiendan tanto por programas locales como federales y que conforman los programas de preparativos de emergencia. Algunas de estas son:

• Hacer un inventario del equipo que hay en casa, y en el auto: linternas, lámparas de mano, baterías, calentadores de manos.

• Instalar monitores de monóxido de carbono que contengan baterías frescas. Hay que cambiar las baterías año con año y seleccionar una fecha especial para no olvidar este evento.

• No debemos cocinar nada con carbón dentro del hogar. El humo despide gases mortales.

• Debemos determinar si la conexión telefónica en casa servirá sin electricidad. No debemos confiar solamente en el aparato celular.

• En el invierno es conveniente tener suficientes cobijas y mantas a la mano. Hay que hacer lo mismo en el automóvil por si nos quedamos aislados en algún momento y no podemos llegar a casa.

• Es conveniente mantener las ventanas y puertas cerradas, así como sus cortinas para mantener el calor del hogar.

• No es propio mantener abierta la puerta del refrigerador más que para retirar o guardar artículos. Después de dos días seguramente todo se habrá descongelado si no hemos tomado precauciones suficientes.

• Además de todos estos detalles es importante poner atención a las noticias locales. Debemos tener baterías nuevas para poder escuchar noticias locales y claro, identificar con anterioridad aquellas estaciones que cubren nuestra localidad en nuestro idioma.