Temporada de Fiestas

Sophia Vackimes, Educación Pública, Oficina de Coordinación de Emergencias, Departamento de Bomberos, Ciudad de Bellevue

Indudablemente todos nos emocionamos cuando se acerca la temporada de fiestas. No falta ocasión para salir a disfrutar festivales en la comunidad o con nuestros familiares. Todos nos queremos divertir y planeamos lo que tenemos que comprar como regalos, lo que hay que llevar de comida, lo que hay que ir a comprar en diversas tiendas. Es una época en la cual nos vemos felices y muy activos compartiendo comida y participando en todo tipo de actividades. Las fiestas ya están a la puerta.

Con tanto preparativo, sin embargo, casi no ponemos atención a aquellas situaciones que pueden ser inesperadas o peligrosas. Muy pocas veces nos detenemos a pensar detenidamente que es lo que tendríamos que hacer si de pronto estuviéramos en una situación difícil, riesgosa o inclusive de peligro mortal. Vamos de una actividad a otra como si nunca sucediera nada negativo a pesar de que casi a diario nos enteramos de eventos catastróficos que afectan a muchos. Nos resguardamos mentalmente, en actividades diarias, sin considerar que nosotros podríamos enfrentar una de esas situaciones. Quizá las personas involucradas en una emergencia, un rescate, o una reunificación de damnificados, que vemos en la pantalla de la televisión o sobre quienes nos enteramos por medio de la cuenta de Twitter tampoco pensaron que algo les podría suceder, pero es claro que están viviendo una pesadilla.

El trabajo que se realiza para mantener a salvo a las poblaciones dentro de un país, estado o ciudad casi siempre pasa por desapercibido porque su función es precisamente que no suceda nada o que no se note para reducir la posibilidad de pánico. Mientras menos sucede en cuanto a situaciones de riesgo, es más alto el éxito de las instituciones civiles como lo son las oficinas de bomberos, los servicios de policía municipales, urbanos y rurales, así como las oficinas de prevención de emergencia. Sus profesionales trabajan constantemente, veinticuatro horas al día en la mayoría de los casos, asegurando que no afloren incidentes que puedan ser peligrosos. Muchos de nosotros ni siquiera imaginamos que en grandes ciudades hay servicios de televisión, radar, radio, etc., monitoreando no solo actividades colectivas como lo es el tráfico, o eventos callejeros, pero también a individuos quienes pudieran impactar negativamente a toda una comunidad.

Lo mejor que podemos hacer de manera individual es no exponernos a riesgos innecesarios. Es evidente que no es casi imposible posible dejar de asistir a lugares donde hay aglomeraciones públicas tales como lo son desfiles, festivales callejeros, conciertos, juegos de futbol, o incluso cuando llegan personalidades especiales a determinado lugar. Lo que sí hay que tener en cuenta es que con cada visita que hacemos a estas reuniones incrementamos la posibilidad de acabar involucrados en una situación riesgosa. Además de considerar el riesgo que corremos cuando viajamos solos o vamos a un concierto de rock, tenemos que pensar en el riesgo que corre nuestro grupo en estas situaciones. El acudir a ciertos eventos con niños pequeños o personas con dificultades de movilidad puede convertirse en una situación aguda en caso de un incidente. ¿Acaso hemos pensado en lo que implica el que estemos escuchando música cuando de pronto suene algo en el estadio o la calle que parezca un balazo?

Reducir el riesgo y tomar precauciones previas es algo que todos debemos hacer si es que vamos a salir. De igual manera que cuando nos subimos a un avión y determinamos donde se hallan las salidas de emergencia (puesto que le estamos poniendo atención al grupo de servidores que dan una demostración), y tal como identificamos las salidas de emergencia cuando vamos a un salón de baile o a una feria, debemos identificar mentalmente hacia dónde debemos de dirigirnos si es que sucede algo negativo. Es importante establecer puntos de contacto con nuestros familiares y asegurarnos que todos podemos regresar a nuestro automóvil puesto que recordamos donde fue que lo dejamos.

Recientemente, en una reunión de profesionales de prevención de emergencias me tocó participar en los preparativos de Navidad de mi ciudad. Las reuniones a las que acudí incluyeron a miembros de la oficina de bomberos, la policía, la oficina de emergencias, a miembros de servicios médicos, especialistas en comunicaciones, radio y de tráfico. Todos colaboraron con planes para que las fiestas decembrinas las pasemos todos en paz y tranquilamente con nuestras amistades y familiares. Nosotros como individuos también debemos contribuir a estos esfuerzos siendo prevenidos y pensando como actuaríamos ya sea acudiendo a estos sitios o quizá quedándonos en casa.