Todos Somos Uno

Por Sandra Maqueda

Parece una película de acción, las escenas e imágenes en los medios de comunicación muestran desastre y escombros, la cifra de muertos asciende a 300 y al día de hoy la lista sigue creciendo. Un terremoto de magnitud 7.1 en la escala de Richter sacudió nuevamente la parte central de México el 19 de Septiembre, y no solo eso, una semana antes otro sismo de 8.4 había dejado graves daños en Chiapas, Oaxaca y Tabasco, estados del sureste mexicano. Como sacado de un cuento de terror, el mismo día en que se cumplían 32 años del sismo que dejo más de 10 mil muertos en la ciudad de México por allá de 1985, se sentía nuevamente una fuerte vibración que provoco el derrumbe de edificios, casas y escuelas. La gente se preguntaba en su ingenuidad si era una broma, porque parecía imposible creer lo que estaba sucediendo.

La noticia corrió como pólvora, el mundo entero conmocionado ante tal situación observaba la reacción de un país que no espero la asistencia de equipos médicos, ni por apoyo de las autoridades ni el gobierno. Jóvenes, adultos y hasta niños, hombres y mujeres, todos se organizaron para auxiliar en la labor de rescate, quitando escombros y atendiendo a los heridos, el espíritu de solidaridad y hermandad se apodero de las calles de la ciudad así como en los otros estados afectados. Los pequeños y medianos negocios donaron desde comida hasta, herramientas, materiales de construcción, todo lo que se necesitaba para salir adelante, salvar la mayor cantidad posible de vidas y así una vez más, el pueblo mexicano demuestra que pese a cualquier circunstancia por difícil que parezca, unidos hacemos la fuerza.

Es importante y digno de mencionar el coraje y la valentía con la que muchos de mis compatriotas mexicanos han actuado ante las acciones del gobierno y como a través de las redes sociales han mostrado en videos que no se está atendiendo con rapidez y urgencia las necesidades de la gente, además el hecho de que “por instrucciones del presidente de México” se ha prohibido la ayuda de grupos extranjeros y de los mismos ciudadanos mexicanos que voluntariamente han querido auxiliar en este momento alegando que no son expertos y que pueden ocasionar más problemas que beneficios. También se ha mencionado que en muchos puntos donde se están entregando los víveres que de todas partes del mundo están llegando a México, son intersectados y etiquetados con el sello del DIF y de otras instituciones de gobierno como si fuera ayuda de parte de ellos, aquí es donde yo me pregunto ¿Saben lo que significa vergüenza estas personas? No lo creo.

Dentro de los testimonios que pude recolectar está el de Linda, quien me comento que los vecinos de su colonia, recolectaron una gran cantidad de productos no perecederos, cobijas, y artículos de primera necesidad e higiene, pero no supieron en donde quedaron ni a quien fueron entregados una vez que camionetas del gobierno se llevaran todo para supuestamente entregarlo a los damnificados. Otra historia es la de Hilda, quien nos relató que dos camiones llenos de artículos de ayuda fueron interceptados por autoridades mexicanas y no los dejaban pasar en la caseta para llegar a una población muy afectada en Oaxaca, después de una discusión donde hasta golpes hubo, pudieron pasar y lograron entregar los recursos. Parece un chiste o una versión torcida de la comunidad, pero no es más que una