Trabajadores Agrícolas H-2A Demandan a Larson Orchards en Yakima

La demanda alega que están poniendo a trabajadores en una lista negra por haberse levantado contra condiciones laborales abusivas el año pasado

17 trabajadores agrícolas H-2A, por medio de su sindicato, presentaron hoy una demanda alegando que Larson Orchards Management, Inc. quebrantó un acuerdo escrito en el cual la compañía había prometido que no tomaría represalias contra cualquier trabajador que se uniera a otros para corregir abusos laborales serios durante la cosecha de manzana del 2017. Sin embargo, Larson Fruit y sus contratistas volvieron a contratar solamente a cuatro trabajadores H-2A del año pasado – y ninguno de ellos participó en las huelgas. Las huelgas realizaron cambios dramáticos en las huertas, incluso la reintegración de trabajadores indebidamente despedidos y la reasignación de un capataz abusivo. La demanda, presentada en el Tribunal Superior de Yakima, solicita que la corte exija a la compañía a volver a contratar a los trabajadores y pide daños por salarios perdidos.

“Los trabajadores H-2A son trabajadores muy vulnerables con pocos derechos y protecciones. Ellos toman un riesgo enorme al alzar su voz sobre las condiciones laborales debido en parte a las represalias generalizadas y el uso de listas negras en el programa H-2A,” dijo Joe Morrison, un abogado con Servicios Legales Columbia quien está representando a Familias Unidas por la Justicia, un sindicato de trabajadores agrícolas quienes incluyen en su membresía a los trabajadores H-2A. “Al igual que otras personas en el programa H-2A, estos trabajadores viven en la pobreza en México y tienen muy pocas opciones en México para trabajar y mantener a sus familias. Si los ponen en listas negras por promover mejores condiciones, destruirán sus oportunidades para trabajar en los EE. UU.”

En septiembre del 2017, un grupo de trabajadores H-2A plantearon sus preocupaciones a Larson sobre su lugar de trabajo en una carta y se negaron a trabajar hasta que los dueños se reunieron con ellos para discutir los problemas. Las quejas incluían amenazas, insultos raciales y sexuales, advertencias y despidos injustificados, condiciones laborales peligrosas (p.ej. rocío de pesticidas en los bloques del huerto donde los trabajadores estaban trabajando, escaleras rotas, etc.), falta de atención médica, rechazo de llevar a los trabajadores al médico, trabajar 12 horas al día con solamente un descanso de diez minutos, y falsificación de talones de cheque. En vez, los representantes de Larson y WAFLA les dijeron a los trabajadores en huelga que regresaran al trabajo o se fueran a sus casas en México. Los trabajadores regresaron al trabajo, pero las condiciones empeoraron y Larson inmediatamente corrió a tres de los trabajadores. Los trabajadores estuvieron en huelga por varios días y trajeron a Familias Unidas por la Justicia para que les ayudaran a negociar con Larson y publicitaran su situación.

Con la ayuda de Familias Unidas, los trabajadores H-2A llegaron a un acuerdo histórico con Larson para reincorporar a los trabajadores despedidos, sacar a un capataz abusivo, crear un comité de trabajadores, y obtener una promesa de no tomar represalias. Como parte del acuerdo, Larson dio su palabra de que no iba a tomar represalias contra los trabajadores quienes se quejaron o participaron en las huelgas. En la promesa de no tomar represalias, Larson también acordó abstenerse de “cualquier comunicación con individuos o entidades involucradas en el reclutamiento de trabajadores H-2A que resultara en la puesta en listas negras de trabajadores en el Rancho o en la denegación de empleo en el futuro dado por hecho que ellos completaron su contrato del 2017 H-2A satisfactoriamente.” Sin embargo, cuando Larson trabajó con WAFLA para reclutar a 156 trabajadores H-2A este año para trabajo casi idéntico a lo que ofrecieron en los contratos H-2A del 2017, no invitaron a ninguno de los trabajadores que promovieron sus derechos.

El programa H-2A se esta extendiendo rapidamente y el estado de Washington ha presenciado uno de los crecimientos más rápidos de trabajadores H-2A en el país. Sin embargo, los trabajadores y sus defensores han planteado desde hace mucho tiempo sus preocupaciones a gran escala con el programa puesto que los trabajadores temporales H-2A tienen menos derechos que los trabajadores domésticos, están atados a un solo empleador, y son vulnerables al abuso o al maltrato (véase “You Came Here to Suffer”).