Músculo clásico

Alberto Bortoni

Agencia Reforma

Indiscutiblemente el Challenger es uno de los muscle car modernos más llamativos del mercado. Llegó tarde a la competencia nuevamente, pero se ha convertido en el favorito para muchos.

Aunque hay varias versiones del Challenger la más interesante y divertida por mucho es la versión SRT8 y ahora el Challenger es el medio por el que debuta un nuevo motor, el nuevo Hemi V8 392. Este motor reemplaza al 6.1 litros anterior y lo supera en potencia sin sacrificar en mucho el rendimiento de combustible.

El nuevo motor de los SRT8 es de 392 pulgadas cúbicas, es decir unos 6.4 litros de desplazamientos. El nombre no es nuevo en Chrysler, un motor de este mismo desplazamiento reemplazó el 354 Hemi en 1957, así que para los entusiastas de la marca el nombre tiene un significado adicional al incremento en potencia.

En cuanto al motor moderno, el 392 cuenta con 470 caballos de potencia y 470 lb-pie de torque. En la versión que pudimos probar está unido a una transmisión automática de cinco velocidades con Autostick, pero en algunos mercados está disponible con una Tremec de seis velocidades manual que lo pondrá en tiempos de 0 a 100 km/hr por debajo de los 5 segundos según Dodge.

En la versión automática, que es la que Dodge trajo a México, el Challenger sin duda es un auto rápido. A pesar de su peso, el motor tiene la suficiente potencia para catapultarlo a toda velocidad y sin titubeos. La transmisión recorre las relaciones rápidamente dado que las primeras velocidades están relativamente cortas y cercanas una de la otra.

Con los rines de 20 pulgadas y el tamaño de los neumáticos no es fácil que se salga de control y es posible aprovechar al máximo su potencia. Evidentemente el acelerador requiere de prudencia y algo de tacto, pero en ningún momento es nervioso y se comporta de una manera perfectamente progresiva.

Pero la aceleración del Challenger no es lo único que impresiona. Dodge asegura que en la versión manual el auto no dejará de acelerar hasta pasados los 288 km/hr y en la automática hasta los 276 km/hr. No intentamos demostrar su error; en un auto de este peso ir a estas velocidades quizá no sea una decisión muy inteligente. Pero siempre es agradable que se puede lograr en cuanto el pie derecho lo decida.

Pero más que la aceleración, que sin duda es del más alto nivel en su segmento, lo agradable del Challenger es su sonido. Aunque sus competidores tienen sus sonidos particulares también agradables no hay forma de reemplazar el sonido grave que se obtiene con desplazamiento y un escape bien calibrado.

La suspensión se mantiene rígida sin llegar a ser un problema. Si bien ha sido calibrada para un manejo deportivo el peso del auto ayuda a hacerla cómoda en pavimento maltratado. En curvas el peso del auto se siente, sobretodo en curvas cerradas a velocidad media, pero la suspensión y neumáticos responden como se esperaría en un auto de este tipo.

De la versión inaugural se produjeron mil 492 unidades, de las cuales sólo 60 se trajeron a México. Una placa en el tablero señala lo exclusivo de la versión, pero lo que lo distingue es la combinación de colores. El exterior se ofrece en dos variantes, una terminada en blanco y con franjas color “azul Viper” o a la inversa, en color azul con franjas blancas; en el interior los asientos están terminados en color blanco aperlado y al igual que en el exterior hay franjas en color azul.

El Challenger representa lo que Dodge sabe hacer bien. Es un modelo de tracción trasera con un enorme motor y desempeño para dejar atrás, muy atrás a muchos.