Por Paco Díaz

Vivimos en tiempos donde la forma de gobernar debe comenzar a cambiar, de tal manera que el pueblo se involucre más en las decisiones que nos afectan a todos, así como hacer que las personas que administran nuestros recursos trabajen según las prioridades que les marquemos.

Muchos de nuestros líderes y representantes políticos se comportan como personas con las que no podemos interactuar, en algunos casos ellos mismos se creen semidioses e intocables, eso no nos conviene, pero eso pasa porque les cedemos todo el poder y no participamos ni tomamos nuestra responsabilidad cívica, así que comentemos que podríamos hacer.

Comencemos con recordar que hay diferentes modelos de gobierno. Hablemos por ahora de las monarquías, donde todo el poder está concentrado en una sola persona: un rey que toma de manera unilateral todas las decisiones sobre las personas que le rinden una total sumisión. Este modelo de gobierno de monarquía absoluta es muy antiguo y en la actualidad solo se ve en algunos países de medio oriente, algunos de los reyes se sienten verdaderos dioses vivientes.

En países europeos como España o Gran Bretaña aún existen estas figuras monárquicas, pero se le llama Monarquía parlamentaria o constitucional. Es un modo de gobierno donde el monarca tiene poderes limitados. La forma de administrar los recursos públicos en estos países se hace desde un parlamento y tiene divisiones para poder crear leyes, revisarlas y ejecutarlas.

En nuestros países latinoamericanos y en los Estados Unidos nos regimos por un modelo político que es una República Democrática, que es un sistema donde el ejercicio del gobierno recae sobre varias personas, elegidas mediante el voto del pueblo por periodos de tiempo limitados, para representar los intereses de los ciudadanos.

Aunque parezca clase de civismo, debemos seguir repasando estos conceptos para poder hacer conciencia. Otra cosa que tenemos que contemplar es la manera en la que elegimos a las personas que tendrán la obligación de representarnos. Se han creado partidos políticos con plataformas de ideas muy bien definidas, eso pretende que la forma de administrar se haga con una mejor estructura y definición del camino o la forma de tomar acciones.

Los candidatos a los puestos públicos emanan de los partidos y deben de mostrar sus planes, exponerlos para que la gente vea cuál es la mejor alternativa, exactamente igual que el proceso de contratación para cualquier empleo, nada más que aquí el patrón es el pueblo.

Estos candidatos hacen todo lo posible por convencernos que son la mejor opción, hacen promesas y compromisos. Una vez que se lleva a cabo la elección y son seleccionados por la mayoría, ahí es donde “la puerca tuerce el rabo”. Los funcionaros elegidos cambian de actitud y ahora esperan que les rindamos pleitesía, nos tratan como si nos estuvieran haciendo un favor, vemos al presidente como una persona que debe resolverlo todo y que nos representa totalmente, lo vemos como un rey.

En una república el gobierno se divide en 3 poderes que deben tener el mismo peso, el legislativo, ejecutivo y judicial, para que nunca se tomen decisiones unilaterales. Pero el presidente siempre es el que pesa más, nos queda ese síndrome de vasallos.

Si seguimos dejando todo el poder de decisión a esas personas que contratamos, si seguimos viéndolos como alguien todopoderoso y dueños de nuestro destino, entonces seguiremos como mendigos de igualdad, libertad y justicia toda la vida.

Tenemos la gran responsabilidad de tener contacto con quien nos representa, a esas personas que contratamos para administrar los recursos públicos, debemos platicar con ellos, decirles cuales son nuestras preocupaciones, dar sugerencias para la creación o modificación de leyes, evaluar su trabajo, pedirles que rindan cuentas y si no están cumpliendo con su encargo, entonces buscar quien sí lo pueda hacer. Debemos retomar el poder involucrándonos más, trabajando juntos.

Espero que podamos seguir comentando de este tema en redes sociales. Búsquenme como Paco Diaz en la Red y recuerden que los Latinos que participamos activamente con nuestros representantes políticos ¡Somos más fuertes!