Baja tensión electoral en el oficialismo

EVA VERGARA

Associated Press

SANTIAGO, Chile (AP) – El rechazo el martes de Andrés Allamand a ser candidato presidencial de uno de los dos partidos de la alianza de gobierno descomprimió la peor crisis del sector y repuso la opción de que ambas colectividades, en las elecciones de noviembre, enfrenten unidas a la sólida representante de la izquierda, Michelle Bachelet.

La crisis escaló por horas desde hace una semana, cuando una depresión severa obligó a renunciar a Pablo Longueira, candidato presidencial del sector, militante de la ultraderechista Unión Demócrata Independiente, UDI, quien se había impuesto en primarias, por menos de tres puntos, frente a Allamand, de la centroderechista Renovación Nacional, RN.

“La marginación absoluta de mi nombre del escenario presidencial, estoy seguro que va a contribuir eficazmente a que las directivas de la UDI y RN puedan convenir, a la brevedad posible, el mecanismo necesariamente amplio y democrático para designar un candidato único”, anunció Allamand, ex ministro de Defensa del presidente Sebastián Piñera.

Carlos Larraín, presidente de RN, aun impactado por la decisión de Allamand de no postularse como candidato presidencial, insistió en que podría surgir otro nombre: “Ahora pedimos un procedimiento inteligente y (que) pueda salir un tercer nombre perfectamente aceptable para los dos lados”.

Pero la proposición de Larraín es muy difícil de concretar, pues tendrían que imponer ése nombre entre la ciudadanía en menos de cuatro meses. Además, y algunos parlamentarios ya han expresado hastío por la situación y demandado una pronta solución al problema. La crisis se agudizó el fin de semana, cuando la Alianza negociaba cómo designar al sucesor de Longueira, la UDI designó como candidata, en forma inconsulta, a Evelyn Matthei, hija de un general de la fuerza aérea que dirigía nominalmente la Academia de Guerra institucional, donde el padre de Bachelet fue torturado por sus camaradas, tras el golpe militar de 1973.

Matthei, una economista de 59 años, ya inició una acelerada campaña electoral en la víspera que incluyó visitas a una sede social de una barriada pobre, donde antes de un partido de fútbol pateó dos penales y convirtió uno, y realizó un recorrido por un gran mercado de verduras y mariscos, donde se la vio degustar empanadas fritas.