La Corte Suprema restringe la capacidad del Gobierno federal para combatir la emergencia climática

El tribunal determina que la Agencia de Protección Medioambiental (EPA) no puede imponer un tope a los gases de efecto invernadero que emiten las centrales eléctricas.

La Corte Suprema restringió este jueves la capacidad de la Agencia de Protección Ambiental (EPA, en inglés) para combatir la emergencia climática al dictar que no puede limitar las emisiones de efecto invernadero que producen las centrales eléctricas, un duro golpe a las políticas medioambientales del Gobierno de Joe Biden.

El tribunal señaló que la agencia federal no tiene la autoridad para modificar la producción energética impulsando fuentes limpias, como la solar o la eólica. La decisión sienta un precedente sobre el poder de la EPA con respecto a la regulación de la emisiones de las centrales eléctricas y sus intentos por actuar ante al calentamiento.

El dictamen judicial, además, puede retrasar el anuncio que tenía previsto hacer la Casa Blanca este verano sobre su plan para regular las centrales, como parte de la estrategia para que la red eléctrica del país prescinda por completo de fuentes contaminantes en 2035.

La Ley de Aire Limpio, en el centro de la batalla

La batalla legal comenzó hace años por el desacuerdo de varios estados sobre el alcance de la Ley de Aire Limpio (Clean Air Act), una norma aprobada en 1970 que fija el rol de la EPA para proteger la calidad del aire mediante medidas que reduzcan contaminación.

En 2015, un año antes de que Estados Unidos se adhiriera al Acuerdo de París sobre la emergencia climática, el entonces presidente, Barack Obama, impulsó una serie de restricciones a las centrales eléctricas a través de la Ley de Aire Limpio, que obligó a los estados a iniciar una transición hacia energías más limpias.

Sin embargo, una veintena de estados demandó a la EPA y el Plan de Energía Limpia de Obama quedó suspendido por la Corte Suprema a la espera de ser resuelto en tribunales inferiores.

Con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, el Gobierno sustituyó en 2019 el plan de Obama por otro llamado Energía Asequible Limpia, mucho más laxo con los límites contaminentes.

Además, la EPA bajo la Administración Trump determinó que la agencia federal no puede forzar a los estados a cambiar sus plantas eléctricas por otras más limpias, tal y como había dictado Obama.

Otro grupo de estados logró bloquear ante los tribunales la medida de Trump, dejando abierta la posibilidad de que se permitieran políticas que pusieran límites a las emisiones de gases de efecto invernadero de las centrales eléctricas.

Esto llevó a un grupo de fiscales generales republicanos y empresas del carbón a apelar ante la Corte Suprema, alegando que sólo el Congreso -y no una agencia federal- puede imponer leyes que afectan la generación de energía y, por ende, la economía del país.

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El Gobierno de Joe Biden, que volvió a unirse al Acuerdo de París después de que Trump sacara a Estados Unidos, defiende que la Ley de Aire Limpio otorga a la EPA amplios poderes.

Un gran número de empresas como Apple, Amazon, Google, Microsoft y Tesla han mostrado públicamente su apoyo al Gobierno de Biden y han llegado a defender, en un escrito enviado la Corte Suprema, que “tanto la acción corporativa como la regulatoria son necesarias para prevenir los peores impactos del cambio climático”.

Reducir la contaminación un 50% en 10 años

Biden llegó a la Casa Blanca con un ambicioso plan de acción contra la emergencia climática, que incluye reducir en al menos un 50% la contaminación a lo largo de esta década, así como dejar de emitir carbono en 2035.

Sin embargo, el presidente no ha logrado el consenso que necesitaba para sacar adelante una potente ley que demostrara su compromiso con reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

De hecho, llegó a la última cumbre del clima de la ONU con su credibilidad en juego ante la falta de consenso dentro del propio Partido Demócrata sobre cómo abordar los retos que plantea el calentamiento global.

Lo que sí ha conseguido Biden es destinar 555,000 millones de dólares para gastos climáticos –una suma histórica–, incluidos 300,000 millones de dólares en incentivos fiscales para la energía eólica, solar y nuclear, y créditos de hasta 12,500 dólares para los compradores de vehículos eléctricos.

Reportado por Noticias Telemundo