PASAR PÁGINA PARA CRECER Y SEGUIR ADELANTE

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Estrella Flores-Carretero .

Decía Jacinto Benavente que «a perdonar solo se aprende en la vida cuando a nuestra vez hemos necesitado que nos perdonen mucho». Con independencia de si la frase es completamente cierta o solo un poco, creo que perdonar resulta importante para uno mismo, puesto que el rencor es una de las emociones más dañinas que existen.

Hay personas que pueden perdonar fácilmente a los demás, pero que son incapaces de perdonarse a sí mismas. Esta actitud resulta paralizante para ellas y también para quienes están a su alrededor. En situaciones de liderazgo empresarial, sumirse en la culpa supone un grave perjuicio. Urge pasar página, pero teniendo en cuenta algunas consideraciones:

Darse tiempo. Las heridas solo curan cuando tu das orden a tu cerebro que lo haga, pero necesitas tiempo. Tras el golpe, hay etapas de dolor, ira, aceptación y perdón. Y aun así puede haber recaídas. Aunque el camino sea largo, lo importante es echar a andar y que el fin esté claro: liberarse y estar en paz.

No culparse sino responsabilizarse. Sentirse culpable acarrea otras emociones negativas, como la ira o la frustración. Cuando uno está dominado por estos sentimientos, jamás podrás analizar tus errores y mirar con perspectiva. Porque al final, la vida es como la miremos y como la interpretemos.

Marcar un punto de inflexión. Para todos, y especialmente para quienes lideran empresas, asumir riesgos sigue siendo una misión de vida. Tenemos que mirar hacia delante, pero no podremos si estamos enganchados en el lastre emocional de los errores cometidos. Dejar de pensar en el pasado no significa no hablar de ello. Al contrario, conviene reconocer abiertamente el problema, asumir, analizar qué acciones han impactado negativamente y extraer un aprendizaje de los errores y pasar página. Porque de eso se aprende y sobre todo volver a empezar.

Pensar en el bien de la empresa. Un buen líder sabe de antemano que las cosas no siempre resultan como se esperaba. A menudo, debe enfrentarse al fracaso, cuando no a la traición o al desapego, a la falta de apoyo y la adversidad. Su fortaleza emocional debe ser tal que pueda seguir adelante sin caer en la amargura y el abatimiento. Las ideaciones de autodesprecio resultan paralizantes y destructivas. Esto es devastador para cualquier persona, pero mucho más para quien lidera una empresa, porque de su bienestar depende el de los demás.

Es hora de avanzar. Conviene tener claro que se puede controlar (un poco) el presente, pero no el pasado. Los fracasos son humanos y tenemos en ellos nuestra parte de responsabilidad, pero también, gracias a ellos, acumulamos lecciones aprendidas. Se trata de aceptar lo ocurrido con la determinación de caminar hacia el futuro y de empezar cuanto antes a diseñar la estrategia para avanzar.

Siempre me ha impresionado la frase de Thomas Edison cuando dijo “No fracasé, solo descubrí 999 maneras de cómo no hacer una bombilla”