Sigue siendo difícil contar a los hispanos en el censo

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Algo que parece sumamente sencillo –determinar cuántos hispanos hay en los Estados Unidos–, se está haciendo cada vez más complejo a medida que se acerca el censo del 2010.

Los hispanos y otros grupos minoritarios se han quejado siempre de que no se los toma a todos en cuenta en los censos que se hacen cada diez años. Varias agrupaciones están lanzando sus tradicionales campañas para asegurarse de que todos son contados, pero una serie de factores generan nuevos problemas.

Militantes y funcionarios del gobierno dicen que mucha gente se muestra renuente a dar información en este período de mano dura con los indocumentados. Y la crisis económica y los recortes presupuestarios del gobierno de George W. Bush redujeron los fondos disponibles para el censo. Millones de personas que se quedaron sin trabajo o perdieron sus viviendas están en períodos de transición, a menudo cambiando de ciudad.

Hay más inmigrantes que nunca, que hablan más idiomas que nunca. Algunos probablemente ni siquiera sepan lo que es el censo, o pueden venir de países donde esa información puede ser usada en su contra.

“Este país es mucho más complicado ahora, a varios niveles”, dijo Terry Ao, directora de los programas del censo y de votación del Asian American Justice Center.

El censo del 2000 reveló que había 35.305.818 hispanos en los Estados Unidos. Pero numerosas organizaciones hispanas aseguran que hay varios millones más. En el 2007, el último año en que hay cifras disponibles, la población hispana había subido a 44.852.816 personas.

Las cifras del censo son usadas para diseñar distritos electorales y asignar cientos de miles de millones de dólares para escuelas, carreteras y otros servicios.

El censo también da la medida de la nación, define su identidad. Y puede ser un tema sumamente delicado en medio del debate en torno a la inmigración ilegal.

Las organizaciones que quieren mano dura con los indocumentados no se oponen a que haya un conteo confiable, que se supone alimentaría sus tesis. Pero se oponen a las políticas del pasado de suspender las redadas en busca de indocumentados mientras se realiza el censo. Y rechazan tajantemente el que se tome en cuenta a personas que no son ciudadanas estadounidenses al elaborar los distritos legislativos.

Steven Camarota, director del Centro para Estudios de Inmigración, dijo que esa práctica “vulnera el concepto de ‘una persona, un voto’’’.

“Le da poder político a ciudadanos que viven en distritos con grandes números de extranjeros ilegales”, señaló. “Si uno vive en el sur de California, su voto cuenta mucho más que si vive en Michigan o en sitios con menos inmigrantes”.

Los números representan poder y por ello el censo ha sido objeto de manejos políticos.

Por primera vez habrá formularios bilingües en 13 millones de hogares. Además, tiene una base de datos más completa, con direcciones e información demográfica, gracias al Estudio Comunitario anual, que comenzó en el 2001. Y está buscando personal que hable otros idiomas, además de inglés.

Stephen Buckner, de la Oficina del Censo, dice que trabajará con organizaciones minoritarias en la contratación de personal idóneo.

“Cuando alguien le golpee a la puerta y uno atienda, se encontrará con alguien que es el reflejo de uno”, aseguró.

Resta por verse si el gobierno nacional podrá movilizar la gente que necesita. El censo comenzará el 1ro de abril del 2010.