‘A mí no me va a pasar’

(Agencia Reforma)

“A veces me enteraba de accidentes que le pasan a otros, pero yo decía ‘a mí no me va a pasar’; todos se creen inmortales y, de repente, te cambia la vida por completo”, reflexiona Fernanda Pérez Inclán, estudiante de la Universidad Iberoamericana que, en un choque automovilístico, perdió a su hermana y dos amigos al regresar de una fiesta.

A las 3:40 horas del 9 de septiembre de 2007, Fernanda Pérez Inclán y su hermana, Ana Ceci, volvían de una fiesta junto con tres amigos. Ella y el conductor no bebieron esa noche.

Al arrancar con el semáforo en verde en una esquina de Reforma, fueron impactados por otro auto. Su hermana y un amigo murieron al instante; el conductor tuvo muerte cerebral.

A ella también la daban por muerta, pero fue rescatada por paramédicos de la Cruz Roja. Ahí empezó un proceso que le ha costado 15 operaciones y asimilar los cambios en su familia.

En México, la principal causa de muerte entre jóvenes de 15 a 29 años son los accidentes de tránsito provocados por el alcohol.

Asimismo, a estas cifras de la Secretaría de Salud se suma que ese sector de la población es el que provoca más muertes a peatones y personas que viajan en otros vehículos.

Ambas cifras hacen que este sea considerado ya como un problema de salud pública en el País.

Consumo explosivo

Aunque cada mexicano consume un promedio 4.6 litros de alcohol al año, por debajo de otros países, el problema es que se consume en dosis muy altas.

Es decir, mientras en otras naciones se toman porciones más bajas durante más días, en México se consumen porciones altas solamente en un fin de semana, asegura Lourdes Pozo de Bouyra, directora general de la Fundación Domecq, que difunde mensajes de consumo responsable.

Asimismo, advierte que los jóvenes están empezando a consumir alcohol desde edades muy tempranas.

“Ni el cuerpo ni la mente de un menor está preparado para consumir alcohol; además, se vuelve parte de su vida y, cuando llegan a los 18, su consumo ya es explosivo”,

Muchos jóvenes se encuentran en una etapa en la que, mientras aprenden a tomar buenas decisiones, suelen corren riesgos, como consumir alcohol.

“Evalúan las situaciones de riesgo y eligen aquella en la que demuestre mayor valentía y capacidad de resistencia”, explica Eduardo Méndez, director de Co-Responsables, fundación que promueve iniciativas para aminorar el alcoholismo.

En los jóvenes, agrega, el consumo de alcohol también está relacionado con la presión social y la búsqueda de aceptación.

La experiencia, la edad y hasta el género son factores que determinan las causas de accidentes, subraya Arturo Cervantes, director del Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes.

El funcionario explica que los jóvenes, por su edad, tienen menos horas de estar a cargo de un volante.

Asimismo, advierte que los hombres, por influencia social, suelen correr más riesgos.

“En promedio, hay tres hombres involucrados en accidentes por una mujer”.

En las universidades

Las autoridades de la universidades saben que sus estudiantes pertenecen al grupo de la población más vulnerable en temas relacionados con el consumo de alcohol, por lo que, emprenden campañas de prevención.

Generar conciencia en los jóvenes sobre el peligro de conducir bajo los efectos del alcohol, además de ser tarea de las autoridades y las escuelas, también es responsabilidad de los padres.

Lourdes Pozo de Bouyra, de Fundación Domecq, destaca que el consumo de alcohol suele empezar en casa, por lo que los padres de familia juegan un rol muy importante en la prevención.