Adolescentes rompen reglas pasadas de moda

Érika Dávila

(Agencia Reforma)

Si eres padre sabrás que lidiar con los hijos que atraviesan la etapa de adolescencia no es cosa fácil, sobre todo cuando muestran cierta indiferencia ante las reglas que se establecen en el hogar, argumentando que éstas han pasado de moda.

Jesús Castillo López, psicólogo catedrático en la UDEM, señala que la apatía del adolescente ante los padres se manifiesta dejando de hacer caso a las normas que

les imponen en la familia, cuando consideran que el adulto está “fuera de base” o que sus órdenes ya no son legítimas.

A esto comúnmente se le conoce como brecha generacional y es algo normal, un proceso de desarrollo del ser humano como parte de la búsqueda de identidad durante la juventud y adolescencia, que se pone en práctica a partir de la madurez temprana.

“La forma de manifestarlo es no obedeciendo, argumentando que los padres están pasados de moda, que viven a la antigüita y que no entienden para nada las necesidades y demandas de los jóvenes”, explica. Es entre los 15 y 16 años de edad cuando tu hijo puede atravesar esta problemática, dando lugar a actitudes que considerarías como rebeldes y que harían sufrir a la familia.

“Recuerdo la frase de una mamá cuando le preguntaban qué era lo más difícil de ser mamá y dijo: ‘Tener que decir no, cuando es sí, pero sé que a mi hijo no le conviene que le diga que sí’”.

Para que la familia salga adelante se requiere trabajo en equipo, lo que a veces les costará poner a prueba su madurez y estabilidad. “Cuando tus hijos empiezan a conocer el ambiente externo social y se dan cuenta de que las normas familiares son diferentes a las de otros amigos, incluso tienen el deseo de ser hijos de otros

padres, llegan a avergonzarse de ellos o consideran que la educación que reciben, o la familia que tienen, no es la mejor”.

La brecha generacional suele notarse más en unos hogares que en otros, agrega el psicólogo, sobre todo si hay estructuras de reglas muy duras y el adolescente observa el mundo fuera de su familia cuando él ha vivido encerrado dentro del microcosmos de su casa. Tanto a hijos como a padres, la recomendación básica es mantener la tolerancia, es decir, entendder que no todas las cosas suceden como uno quisiera, explica el especialista en familias y adolescentes.

“La comunicación, el diálogo y la negociación son puntos clave que debes tener presentes en esta etapa de la vida de tus hijos, por ejemplo, al establecer normas de acuerdo común en cuanto a salidas o llegadas a casa, o qué harán con el dinero que les darás.

“A los padres, el consejo es estar al pendiente de los lugares a donde van sus hijos o con quiénes se juntan. No se trata de ser intrusivo, sino de prevenir malos finales”.

Entre lo bueno y lo malo Como consecuencia de la brecha generacional, quizá has escuchado de casos de jóvenes que llegan al extremo de salirse de la casa porque no soportan las reglas de sus padres ni la vida familiar, o deciden independizarse.

El problema se complica al relacionarse con personas que los inducen a conductas delictivas o adicciones.

“Hay otros adolescentes que no están de acuerdo con las reglas, pero tienen la suficiente madurez de soportarlas y encauzar la problemática interna que experimentan”, indica.

En el caso positivo, los jóvenes pueden ser apoyados por sus amigos o maestros y se lleva a cabo lo que en psicología se conoce como sublimación.

Por lo general, la búsqueda de identidad termina entre los 21 ó 23 años; sin embargo, como el proceso puede variar de una cultura a otra, se pudiera extender hasta cerca de los 25 años. Al entrar a la edad adulta, la mayoría de los jóvenes suele recapacitar sobre la perspectiva que tienen de sus padres, y este proceso de identidad se relaciona mucho con la inteligencia, es decir, los más inteligentes superan más rápido esta situación.