Cuando el bullying tiene cara de mujer

Jessica Castañeda

(Agencia Reforma)

Durante cuatro meses, la mercadóloga Eugenia fue acosada psicológicamente por su asistente, Rosario, una mujer con más años en la empresa y amiga de los jefes.

Rosario fue removida de un puesto de mayor jerarquía al regresar de su licencia de maternidad y asignada a trabajar para Eugenia, una recién llegada a la compañía.

“A todo le ponía peros y cuando teníamos un desacuerdo laboral, íbamos a consultar con la jefa de las dos que casi siempre apoyaba mi idea, entonces Rosario decía: ‘ya vez. Eugenia, te dije que así era mejor’”, cuenta con un dejo de frustración.

Eso sucedió muchas veces, y se le sumó a los comentarios negativos de ella con los jefes, la ignoraba cuando le pedía cosas del trabajo o cuando simplemente le hablaba y la hacía quedar mal.

“Fueron los meses más frustrantes de mi vida porque sentía que no podía hablarlo directamente con ella

porque tenía el apoyo de los jefes”, describe la joven de 27 años, “era horrible estarle pidiendo las cosas y que me ignorara. La movió la envidia, a mí el miedo, y terminó por aplastarme”.

El caso de Eugenia es más común de lo que se cree. El bullying laboral, conocido como “mobbing” (de la palabra en inglés “mob”, que significa multitud, turba o mafia) le sucede en algunos países hasta a cinco de cada 10 trabajadores, según la Organización Internacional del Trabajo.

La OIT ha dado a conocer que el mobbing es una de las formas de violencia en el trabajo que más están creciendo a través de intentos vengativos, crueles, maliciosos o humillantes para hacer menos a una persona o grupo de empleados.

Una investigación del Workplace Bullying Institute de Estados Unidos reveló que cuatro de cada 10 bullies o acosadores son mujeres. La diferencia entre los hombres y las mujeres que acosan en el trabajo, es que ellas en el 70 por ciento del tiempo prefieren como víctimas a otras mujeres. Una de las razones por las que ellas seleccionan a sus congéneres para acosarlas es que, probablemente, ellas confrontan menos o es menos probable que respondan a una agresión con otra, señaló al New York Times, Gary Namie, director del Instituto.

Mujer contra mujer

Que estos números existan, diluye el mito de que la violencia es típica de los hombres y no de las mujeres.

“Ese es un error porque todas las investigaciones a nivel mundial muestran que la violencia entre el género masculino es prácticamente igual que en el género femenino”, indica David Rico, investigador especialista en bullying y catedrático de Educación de la UR.

Pero a diferencia de los varones, quienes ejercen una violencia más agresiva y hostigamiento, las mujeres violentan a otras desde la esfera social con exclusión, bloqueo y manipulación.

Nadie ve nada

En promedio, la OIT reconoce que entre el 10 y 15 por ciento de las personas que trabajan sufre de violencia laboral, y que ocho de cada 10 han sido testigos de ella, pero eligen quedarse callados, igual que la víctima.

Las mujeres son las que menos denuncian, señala Elósegui, quien recientemente investigó y escribió para la revista Violeta, el texto “Cuando el trabajo se convierte en pesadilla”.

“Nadie se va a arriesgar a poner una denuncia y prefiere retirarse o mal negociar antes de que se enteren sus amigas su marido, sus amigos”, explica.

“Sucede mucho en las grandes corporaciones o, incluso, en dependencias de gobierno, en el sector salud, en educación, que tiene mucha gente donde estas cuestiones se van diluyendo”.

La conspiración del silencio es bastante común, señala Rico.

“¿Por qué una persona que sufre violencia no lo dice?, pues porque se siente culpable. La hacen sentir culpable y ellas creen que de verdad tienen la culpa de lo que les está pasando”, afirma.

Y no es así, las que son acosadas en cualquier ámbito, casi siempre son las personas más productivas, inteligentes y capacitadas, que tienen rasgos que las hacen sobresalir.

Una amenaza

Más del 80 por ciento de las mujeres que son buleadas pierden sus empleos y el 40 por ciento de ellas sufre de depresión que podría llevarlas, incluso, al suicidio, de acuerdo con estadísticas del Workplace Bullying Institute.

“Pero es más común que se tenga un autoconcepto y autoestima negativos e, incluso, que se desarrollen estructuras mentales prepatológicas, que es algo que tienen en su mente y que al sufrir violencia da pie a una sociopatía o una psicopatía”, describe Rico.

El origen de la violencia, afirma el investigador, quien en España fue testigo en un juicio de mobbing entre mujeres, es la falta de tolerancia a la frustración, ésa que te permite mantener un buen comportamiento a pesar del fracaso.

Los síntomas

El acosador o acosadores casi siempre presentan las siguientes características:

Le hace la vida difícil a aquellos que tienen el potencial para hacer su propio trabajo mejor.

Grita a los miembros de su staff para que hagan las cosas.

Insiste en que su manera es la mejor.

Se niega a delegar porque no confía en nadie más.

Aislan a los demás o lo intentan.

Constantemente está criticando a otras personas o les quita responsabilidades por ser demasiado competentes.

¿Qué hacer?

Pide apoyo, en cuanto te suceda, a tu familia o amigos.

Busca el consejo de un profesional.

Encuentra en tu oficina con quién hacer alianzas.

Evita las confrontaciones con tu acosadora. Por lo general, en el mobbing se actúa en equipo, así que identifícalos y arma tu propio equipo de seguridad con tus compañeros.

Deja constancia clara de lo que está sucediéndote por escrito o grabado, ya sea encubierta o abiertamente.

Lleva una bitácora de lo que sucede diariamente, cómo venía vestida tu agresora, qué te dijo, en dónde te lo dijo y por qué, y anota quienes atestiguaron el hecho. Con esto, por más hábil que sea tu agresora para defenderse, podrás probar lo que te hizo.

– Si el acoso persiste y la situación se va deteriorando, lo mejor es que dejes el trabajo antes de poner en riesgo tu salud e integridad.

Cifras agresivas

Porcentajes que ofrece el Workplace Bullying Institute de Estados Unidos sobre este fenómeno laboral:

37% de los trabajadores han sido buleados

72% de los agresores son jefes.

3% de los empleados acosados interpone una denuncia.

57% de quienes sufren agresión laboral son mujeres.

62% de los empleadores ignoran el problema.

45% de los acosados sufre problemas de salud relacionados con estrés