Salve sus riñones; frene la diabetes

Natalia Vitela

Agencia Reforma

Tener una diabetes o hipertensión mal controlada es la antesala para sufrir daño renal y requerir tratamientos sustitutivos como diálisis o hemodiálisis, alertan especialistas.

Esto significa que en la mayoría de los casos de la costosa y dolorosa insuficiencia renal crónica podría prevenirse o retrasarse con un control adecuado de ambos padecimientos crónicos, plantean,

El 50 por ciento de los que llegan a requerir las terapias sustitutivas tiene diabetes, asegura Luis Eduardo Morales Buenrostro, presidente de la Sociedad Mexicana de Trasplantes.

Además, cerca 10 por ciento de los que requieren diálisis o hemodiálisis son hipertensos, apunta Ricardo Mendiola, presidente del Consejo Mexicano de Nefrología. Precisa que el porcentaje es bajo porque antes se les presentan otras complicaciones que originan el fallecimiento.

El problema es que son pocos los diabéticos e hipertensos controlados y que el deterioro de los riñones generalmente no origina síntomas en etapas tempranas, advierte Ricardo Correa, jefe del servicio de Nefrología y Trasplante Renal del Instituto Nacional de Nutrición y Ciencias Médicas, Salvador Zubirán.

Precisa que la insuficiencia renal crónica se divide en cinco estadios, y en sus etapas iniciales es asintomática.

“En México es muy frecuente que los pacientes lleguen a la atención secundaria, la atención de la enfermedad renal, cuando ya está en etapas avanzadas y cuando la prevención temprana se ha perdido y la posibilidad de atención temprana se ha perdido”, advierte.

En el marco del Día Mundial del Riñón, que se celebra el 13 de marzo, el especialista precisa que por ello es fundamental la prevención.

“La más importante es la prevención primaria. Sería más importante prevenir que alguien desarrolle diabetes a prevenir que haga complicaciones de la diabetes”, puntualiza el experto.

Menciona que si las personas ya presentan diabetes e hipertensión es

necesaria la prevención secundaria, que consiste en que los pacientes tengan un control adecuado de estas enfer medades y se les realice un monitoreo permanente sobre la función renal.

Sin embargo, lamenta Mendiola, existe un “hueco” importante en relación a los programas de medicina preventiva.

“No es una condición obligada que un diabético desarrolle insuficiencia renal o que vaya a requerir forzosamente diálisis en algún momento de su vida. Si se trata a tiempo es potencialmente evitable o reversible; lo mismo en el caso de los hipertensos”, asegura.

Para el especialista es fundamental no sólo concientizar a la población de riesgo para que solicite a su médico que continuamente le prescriba exámenes para evaluar la función renal, sino también a los médicos para que prescriban éstos.

De acuerdo con los expertos, los síntomas de la IRC se presentan cuando el daño en riñones ya está avanzado.

Acortan sobrevida

La diálisis y la hemodiálisis, cuyo propósito es eliminar del cuerpo los desechos de la sangre y el exceso de líquido corporal, son terapias esclavizantes y costosas.

“La sobrevida de un diabético que inicia diálisis es de dos a tres años, en promedio. Habrá quienes duren muchos años, pero habrá quienes mueran al poco tiempo después de haberla empezado”, lamenta Luis Eduardo Morales Buenrostro, presidente de la Sociedad Mexicana de Trasplantes.

Precisa que esto tiene que ver con de la edad de los pacientes y la causa del daño en riñones.

Explica que los pacientes diabéticos e hipertensos tienen que tener un monitoreo continuo de la función renal.