¿Sexo débil?

(Agencia Reforma)

La falta de cultura de salud impide a hombres y mujeres saber de las enfermedades que más acechan a los de su género, revelan la relación entre la enfermedad periodontal, que afecta a las encías, con padecimientos cardiovasculares, según Alfredo Sakar, vocero de la Asociación Dental Mexicana.

Estudios de la Universidad de Harvard demuestran que los hombres con infecciones perio- dontales tienen 72 por ciento mayor riesgo de desarrollar este tipo de enfermedades que los que tienen una dentadura sana.

Además, en lo que se refiere a combatir enfermedades, realmente no existe la igualdad de los sexos.

Esto podría explicarse porque ellos siempre parecen sufrir más que ellas cuando se trata de aguantar un resfriado u otra infección.

La salud de los varones tiene enemigos desconocidos por muchos de ellos porque sólo visitan el consultorio hasta que el dolor o la enfermedad los doblega.

Desgraciadamente, ese comportamiento favorece que en los distintos grupos de edad del sexo masculino exista mayor mortalidad que en los del femenino, advierte Lauro Salvador Gómez Guerra, jefe del Servicio de Urología del Hospital Universitario.

En la juventud, por el tabaquismo, el alcohol y los accidentes automovilísticos relacionados con la bebida embriagante. Más allá de los 30, por el desgaste físico laboral y las enfermedades cardiovasculares, que son la causa número uno de muerte entre la población masculina, pues provocan entre un tercio y la mitad de los decesos, no sólo aquí, sino en el mundo occidental.

Otros enemigos que ellos no combaten como debieran son la diabetes y los cánceres de pulmón y próstata.

¿Cuál es el resultado?

Que entre personas de 60 a 64 años haya 110 mujeres por cada 100 hombres, y que llegue a alrededor de 120 por cada 100, entre 75 y 79 años, según datos del Consejo Nacional de Población.

Comenta el urólogo y andrólogo, o especialista de la salud masculina, que el promedio general de vida de los varones siempre es de dos a tres años menos que el de las mujeres. Actualmente la relación es de 75 a 73.

El estrógeno, la hormona sexual femenina, parece ofrecer un poder adicional al sistema inmune de las mujeres cuando se trata de combatir una infección.

Pero cualquiera que sea la causa, urge crear el concepto de cultura de salud tanto para ellos como para ellas.

Después de la atención pediátrica, ellos no quieren vol-ver a oír de un doctor a menos que sea urgente, muy distinto al sexo femenino que se acerca desde sus cambios de niña a mujer y establece y prolonga un nexo médico-paciente, en su interés por prevenir enfermedades y mejorar su calidad de vida²” – señala Salvador Gómez.

Por lo regular, añade, cuando los niños cruzan hacia la adolescencia no reciben ningún tipo de información sobre sus cambios fisiológicos y el cuidado de su cuerpo.

“Es una etapa importantísima para que el padre hable con su hijo del desarrollo. Hay que explicarle los cambios hormonales y de todo tipo que se presentarán y cómo influirán en su forma de ser y sus reacciones físicas, y si no se siente capacitado o prefiere ofrecer un panorama más amplio, que acudan juntos con el urólogo, así se creará un vínculo de género, habrá más comunicación y confianza”.

El experto recomienda que desde los 14 años el joven aprenda la autoexploración de sus testículos para prevenir dos enfermedades de factible aparición entre esa edad y los 35 años, en promedio.

Para las mujeres, las cosas no cambian tanto, aunque últimamente las campañas para prevenir enfermedades “femeninas” han tenido más difusión.

Ellas creen que hasta que no “se les descomponga algo” no tienen por qué asistir al médico.

“Nos llegan personas ya adultas a los consultorios y nos dicen que tienen problemas de diabetes, obesidad y demás enfermedades, es entonces cuando les preguntamos si alguna vez se hicieron un examen o un chequeo, mismas que nos contestan que no”, enfatiza, “estos problemas se pueden evitar si la persona, ya sea hombre o mujer, asiste al médico a que le hagan la revisión adecuada indepen-dientemente del sexo”.

Dígalo sin congoja… pero cordialmente

Aunque sea una situacion bochornosa es importante decir la verdad

(Agencia Reforma)

¿A su compañera de oficina le huele mal la boca?, ¿su jefe tiene comida entre los dientes?, ¿su amigo huele mal cuando suda?, ¿a su pareja le huelen los pies? Ante estas situaciones incómodas no se sabe quién la pasa más mal: si quien suda, tiene mal aliento o los pies olorosos, o quien percibe lo que sucede, pero no sabe cómo decirlo.

Expertos en comunicación recomiendan a quien se da cuenta de lo que sucede que intente decir la verdad al otro.

Parece sencillo, pero la incertidumbre sobre cuál será la reacción de ese otro suele paralizar a quien lo nota y preferir sonreír y rogar a una fuerza superior que el tiempo corra más rápido de lo normal para alejarse de esa bochornosa situación.

“Decir la verdad” debe ser la máxima a recordar en esos momentos. Aunque la verdad duela o sea penosa para quien la escucha, debe pensar que al decírselo evitará que otras personas se mofen de él o ella, porque es posible que no se haya percatado de lo que sucede.

No es conveniente que alardee lo que sucede en público, lo mejor es empezar con “tengo algo que decirte” al mismo tiempo en que lo lleva a un lugar privado o menos concurrido. Si te trata de su pareja, puede esperar un momento en que ambos estén relajados para hacerlo.

Si le gusta ser “franco” y “sincero”, no se escude en esas “aptitudes” para decir lo que sucede sin tacto alguno, pues lejos de ayudar a que la persona pase más malos momentos, provocará que se moleste ante su señalamiento.

Tampoco emplee la fórmula de “me da mucha pena decirte que…” porque su interlocutor puede pensar que lo que pasa es realmente molesto para usted y apenarse cada que lo ve; y darle muchas vueltas al asunto, puede angustiar de más a quien está por escucharlo.

Una fórmula efectiva es pensar cómo le gustaría que le dijeran lo que pasa si usted estuviera en el lugar del otro.

Especialmente si se trata de alguien que aprecia, anímese a decírselo, hacerlo dará a su relación un toque más de honestidad y esa persona sabrá que puede confiar en usted.