Tan cerca de los dioses

Mario Abner Colina

Agencia Reforma

SAN JUAN TEOTIHUACÁN .- “Lugar donde los dioses se hicieron” es uno de los significados que se le da a la palabra Teotihuacán, pero para nosotros bien podría ser “lugar donde los dioses se encuentran”.

Resulta cuando menos curioso sobrevolar las pirámides consagradas al Sol y la Luna de este lugar sagrado a bordo de un globo llamado “Apolo”, divinidad griega identificada precisamente con el Sol. Pero aquí vamos, junto con otros globos con nombres de la mitología olímpica.

La ecuación globos más Teotihuacán tiene 15 años de existir y ahora la actividad es tan común que, los fines de semana, el cielo sobre el lugar parece una fiesta de colores.

La empresa Volar en Globo es la operadora de la nueva ruta de TuriSky, que inició a finales de noviembre y conduce a viajeros los sábados y domingos desde el Centro Histórico hasta el centro arqueológico.

La cita fue a las 6:15 horas cuando, todavía a oscuras, un transporte privado nos recogió a un costado de la Catedral Metropolitana. Conforme el recorrido cobre popularidad, serán los rojos turibuses quienes transporten a los aventureros.

Un poco desmañanados llegamos a la base y nos reciben con café y galletas. Pero hay tiempo que perder porque los globos ya cobraron forma y quieren despegar de tierra firme.

“No jalen ninguna cuerda ni abran válvulas. Al aterrizar agárrense de dos puntos y agáchense un poco”, advierte el piloto. Somos seis personas en la canastilla y todos nos sujetamos con firmeza de donde podemos cuando el globo comienza a ascender.

El frío de la mañana lo alcanzamos a mitigar con chamarras pero más nos ayuda la flama que calienta el artefacto de vez en vez.

El vuelo dura 45 minutos, en los que subimos y bajamos según las corrientes del aire, que el piloto intenta domar soltando gas.

No hay un guía a bordo por lo que el silencio, la contemplación de la belleza y las selfies son nuestra actividad.

Desde las alturas, a los 600 metros en los que vamos, no todas las cosas se empequeñecen: las pirámides, en perspectiva, ganan majestuosidad y respeto.

Otros globos permanecen a distancia pero “Apolo”, hijo de Zeus, decidió hacer amistad con sus pares prehispánicos y flota justo encima de la Calzada de los Muertos. Hay bocas abiertas.

Al volver a tierra, hay aplausos y algún aterrizaje que arranca gritos. Ahora sí, con calma, brindamos con un vino espumoso y recibimos un certificado por la experiencia.

De ninguna manera somos divinidades, pero nos sentimos, por unos minutos, como ellas.

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