Vámonos con…Pancho Villa

Staff Agencia Reforma

Es la fecha en donde recordamos a los revolucionarios, entre ellos Francisco Villa, quien dejó huella en la historia del país por sus hazañas durante su recorrido de Durango a Chihuahua.

En el norte del país, mientras Emiliano Zapata hacía lo suyo en el sur, Francisco Villa y sus Dorados iban y venían enfrentando a los federales, tomando sitios, cabalgando por veredas, abriendo brechas y recorriendo vías. Desde Durango, cruzando todo Chihuahua, hasta la frontera y más allá para ganar terreno y con ello el triunfo de la Revolución. “¡Viva Villa, hijos de toda su pelona!”, gritaban los campesinos en cada golpe que daban y luego se iban con el Centauro del Norte haciendo “bola” y también iban las “Adelitas”, por si hacía falta quien torteara las tortillas y a veces quien disparara las carabinas cuando se necesitaba arreciar el fuego.

La ruta del Centauro del Norte, que en nuestros días se puede recorrer para recoger la historia y escuchar los ecos que se quedaron en los caminos y en los muros de la casonas junto con los hoyos que hicieron los balazos, es absorbente y conmovedora. Cuentan que el recorrido de este personaje de la Revolución Mexicana comenzó allá por 1878 en San Juan del Río, Durango, en un lugar que se llama “La Coyotada”.

En el pueblo de Canutillo del mismo estado vivió sus últimos días, hoy aún se conserva la casa y algunas pertenencias. En Hidalgo del Parral puede hacer otra parada, pues aquí fue asesinado y aunque sus restos fueron enterrados en el panteón de este pueblo, posteriormente los trasladaron al Monumento de la Revolución de la Ciudad de México.

El recorrido termina en la Ciudad de Chihuahua con la visita a la casa-museo de este revolucionario, quien aprovechando que fue nombrado Gobernador provisional del estado, realizó acciones muy nobles, contrario a la imagen que proyectaba, pues dice la historia que bajó el precio del maíz y abrió escuelas.