Por William Sharp

Es esa época del año. Las vacaciones de verano casi han terminado.

Para la mayoría de los niños, esta época del verano ha consistido en terminar las lecturas y completar los paquetes que se les entregaron como trabajo de verano. Como resultado, la escuela a menudo evoca ideas sobre lectura, escritura y aritmética (las “tres R”).Pero este enfoque es a la vez problemático y miope. A medida que aumentan las presiones para cumplir con los estándares en las tres R, otras áreas se salen del radar. Tener una respuesta a una pregunta se vuelve más importante que saber cómo pensarlo.A veces, solo una hora de “tutoría emocional” – asistir al desarrollo social y emocional – puede ser más eficiente que pasar horas de tutoría. Puede eliminar bloques para aprender y abrir energía para el pensamiento de orden superior.

Entonces, ¿qué podemos hacer como padres y educadores para llegar allí?

La presión de la lectura, la escritura, la aritmética

Hay 180 días de escuela, en promedio, en las escuelas públicas de los Estados Unidos. Pregúntele a un maestro cuántos días pasan administrando exámenes y preparándose para dichos exámenes, y quizás se pregunte cómo se cubre todo lo demás. Estaba supervisando a un clínico de la escuela que trabajaba los jueves y no podía ver a sus clientes durante seis semanas consecutivas debido a la preparación de la prueba y las pruebas reales.Los estudiantes de hoy en día son tratados como si fueran simplemente animales que necesitan ser entrenados y se les dice qué repetir, en lugar de construir su “curiosidad, sintonía, análisis, y un enfoque en crear condiciones tales que el … estudiante pueda generar material para una mayor elaboración … “.Incluso el informe del Consejo de Educación Básica (CBE) señala:“De particular preocupación … son señales de que la creciente atención a las matemáticas, la lectura, la escritura y la ciencia bien puede venir a expensas de otras materias académicas, incluidas las artes y el idioma extranjero”.El hecho es que primero nos sentimos criaturas. Las presiones y obsesiones para desempeñarse en un área de aprendizaje, crecimiento y desarrollo pueden llevar a la negligencia en otros.El comienzo de la escuela es un momento en que las emociones mixtas deben ser procesadas. Un comercial de la década de 1990 para una tienda de suministros de oficina capta esto. Con música de fondo de un cantante popular – Andy Williams “Es la época más maravillosa del año”, la escena mostraba a dos niños tristes junto a un padre jubiloso empujando un carrito de compras alrededor de una tienda que recolectaba útiles escolares. El comercial sirve como un recordatorio de que el comienzo de un año escolar tiene tanto que ver con las emociones como con otras materias.

Entonces, si eres padre, esto es lo que debes hacer:

Sé consciente de ti mismo Centrarse por completo en la transición de su hijo pasa por alto sus propios sentimientos sobre las transiciones. Son difíciles para todos. Saber lo que traes a la mezcla es importante. Una vez que lo sepa, puede trabajar para ayudar a su hijo a desarrollar su autoconciencia.

Hablar de ayuda. Una simple pregunta como, “¿Algún pensamiento o sentimiento sobre el inicio de la escuela?” Es una apertura. Deja que la pregunta quede allí. No necesita aclarar o decir más. Déles espacio para pensar y sentir. Si le preocupa la transición de su hijo del modo de verano a la escuela, hable con sus amigos, un pediatra o el terapeuta de su hijo.

Estructura del tiempo. Dependiendo de la edad de su hijo, puede comenzar a implementar horarios y horarios para el desayuno en la mañana que lentamente regresan a los horarios escolares. Esto es bastante fácil con los niños, pero difícil de hacer con adolescentes que apenas tienen una mala higiene del sueño.

Y no se olvide, si hay tareas de verano que deben completarse (lectura de verano, proyectos, etc.), entonces puede ayudar a programar eso para su hijo.

“La educación es la vida misma”

En una era en la que las respuestas solo están disponibles en un teléfono inteligente, el enfoque de la educación debe ser saber cómo pensar y evaluar la información de manera crítica. En muchos sentidos, esto es lo que quiso decir John Dewey, el conocido académico, filósofo y educador cuando escribió: “La educación no es preparación para la vida, la educación es la vida misma”.