¿Por qué anda tan loco el clima?

Sophia Vackimes

Las últimas semanas aquí en el Estado de Washington hemos estado experimentando cambios de clima tremendos. Todos esperábamos el verano con la certeza del cambio agradable que viene luego de meses y meses de la lluvia intermitente que marca el carácter del noroeste de este país. Cuando salió el sol en todo su esplendor hace pocas semanas, buscamos nuestra ropa de verano, sacamos las sandalias, y nos preparamos para una de las temporadas más placenteras del año. Mount Rainier se veía esplendoroso en el horizonte, el cielo era completamente azúl, y las aguas de los lagos que se hallan por todo este hermoso estado brillaban en su frescura.

No bien habíamos planeado una salida u otra, o considerado la fortuna de tener tan hermosos paisajes alrededor de nosotros cuando nos azotó la primera oleada de calor. De pronto no queríamos estar fuera, tuvimos que refugiarnos en casa o ir a trabajar y quedarnos en lo que parece una eternidad en la oficina, sin poder disfrutar los soleados días que hacen afuera, y que tuestan las avenidas y calles que cuadriculan nuestras ciudades.

El calor ha sido sorprendente este año. Alrededor de todo el país uno tras otro registro de temperatura ha sido superado, muchas veces rompiendo con datos que tienen más de cien años. Las temperaturas se comenzaron a registrar en Inglaterra en 1869 y desde entonces organizaciones, científicos y ciudadanos comunes y corrientes tomamos nota de como fluctúa la temperatura día a día alrededor del mundo. Muchos de nosotros ponemos atención a los cambios cotidianamente al ver la televisión atendiendo a esas curvas que marcan la geografía local durante los últimos momentos de la hora de las noticias, o a través de algún app en nuestro aparato celular. Sin embargo la mayoría no tenemos que saber exactamente cuántos grados hacen para saber que el calor ha sido intolerable.

Sin embargo, a pesar de todo el calor que ha hecho, han habido otras sorpresas este verano. Hemos pasado sucesivamente de calor excesivo a frío intenso de un momento a otro. Parece que nada controla ya el clima, que anda loco, que no tiene organización ninguna. Tratamos de reflexionar y no tiene sentido que haga calor y luego frío y cuando intentamos interpretar lo que sucede con alguna lógica, eso a veces sale peor porque parece que no la hay. Ciertamente pensar en cambio climático o de calentamiento global parece no tener sentido alguno, pero eso es precisamente lo que están reflejando estos sistemas naturales descarriados que los medios de comunicación día con día nos ilustran con colores en mapas pero que no son explicados de manera útil. Más allá de tener colores diversos en la televisión, azul, amarillo, naranja, rojo, etc. —y que sin duda se tornan en ondas más y más rojas cuando se trata de calor—solamente arrojan datos vacíos transmitidos neciamente por la televisión. No entendemos qué es lo que está pasando porque no tenemos suficiente información.

La razón por la cual las fluctuaciones en la temperatura son tan fuertes es porque el clima se ha desestabilizado. El clima es el patrón que rige a cada región y a sus temperaturas típicas a lo largo del año. El clima ha sido desestabilizado por muchísimas razones y entre ellas estamos nosotros quemando llantas, consumiendo productos plásticos de manera desmedida, manejando nuestro coche cada vez que tenemos una necesidad real o un capricho —voy a la tienda por un refresco, ahora vengo— y por cientos de otras acciones que multiplicadas por toda una región, estado, país, y continente han logrado que sea tal la cantidad de calor—que producimos entre todos y que expiden las industrias que no limitan sus emisiones—que no puede del escapar del planeta. Las ondas cálidas se quedan fijas en ciertos sitios y no se mueven puesto que con el calor el viento se alenta. Ese calor produce que se evaporen ríos y lagos, se deshagan las crestas nevadas de los hermosos montes y sierras que nos rodean y entren a aporrearnos granizadas, tormentas y torrentes que causan estragos aquí y por todo el mundo.