Tacos Mexicanos: La Divina Comida

Por Carlos E. Jiménez Hernández

Periodista Peruano

La masiva presencia de inmigrantes latinos en el Estado de Washington – como en otros de la Unión, es muy grande. En este aspecto en Tri-Cities (Kennewick, Pasco y Richland), sobresale la cantidad de inmigrantes mexicanos que han llegado hasta estas tierras en busca de mejores oportunidades de vida, aspiración natural para quienes venimos de países que sufren dramáticos momentos en cuanto a economía y fuentes de trabajo, y sumidos en una profunda crisis tanto económica como moral.

En este panorama, no deja de ser muy notorio que nuestros amigos mexicanos – incluso sus descendientes así hayan nacido en Estados Unidos, mantienen viva sus tradiciones, sus costumbres y su música, la que se escucha en emisoras de todo el Estado de Washington, y que cada día emiten canciones que llevan a tener siempre presente a la patria que un día dejaron.

Pero algo que ha echado raíces en esta región es la comida. No hay oportunidad de celebración en la que no se degusten los tacos, plato bandera de los mexicanos, y que muchos americanos ya lo han adoptado y consumen, claro con sus reservas sobre todo cuando se trata de que incluyen los chiles, que le dan un toque de sabor especial a esta comida.

Por eso, las fiestas que congregan a una importante población han llevado a realizar, por lo menos 2 veces al año, los llamados “Festivales del Taco”, en los que los diferentes establecimientos de comida mexicana se esmeran en presentar lo mejor de su arte culinario, para buscar el deleite de los consumidores que, como repetimos, ya no solo son los mexicanos sino todos los que asisten a estas actividades, sean asiáticos, americanos o latinos.

El pasado sábado 16 asistimos a este festival, y vimos que muchas familias asistieron no solamente atraídos por los tacos, sino por la llamada música regional mexicana y un rodeo mezcla de costumbres mexicanas y americanas, así como para reencontrarse con amistades con los que se enfrascaron en charlas de recuerdo y de esperanza en lo que están logrando en Estados Unidos.

Parafraseando a un conocido periodista peruano que tiene un programa llamado “La Divina Comida”, podemos decir que la comida también es un embajador de nuestra cultura, que nos lleva a manifestar que mantenemos vivo y latente nuestro origen, que añoramos muchas cosas, pero aún estando lejos de nuestra patria somos capaces de seguir con lo que aprendimos de niños, desde el hogar, la escuela, el pueblo, y que sufrimos por esa lejanía.

La familia Díaz Moreno acudió a este festival con todos sus integrantes, desde los abuelos hasta los nietos. Aunque no quisieron plasmar su presencia con una fotografía, nos manifestaron que el festival del taco es no solamente la oportunidad de salir de la casa a comer sino sentirse que uno está con los suyos, con los paisanos, con su gente, escuchando viejas tonadas, compartiendo un momento en el que gracias a este festival, México está siempre en sus corazones. “Nadie nos va a quitar esa tradición, y que viva el taco que se ha impuesto y ganado un lugar en la comida en este Estado así como en otros de los Estados Unidos”, expresó don Pedro Díaz, el abuelo que a sus 83 años de edad mantiene una lucidez y energía envidiable.

Podemos decir que, a pesar de cualquier situación política que se presente en Estados Unidos, el taco mexicano nunca podrá ser deportado, y que por el contrario ha echado raíces y se constituye en un eficaz vehículo de unidad entre los mexicanos. Entonces, que vida el taco mexicano y sus festivales, que la tradición y el buen gusto traspasan fronteras.

Nuestro reconocimiento y agradecimiento a quienes con mucho sacrificio organizan este tipo de actividades. La divina comida está ganando la batalla. Y eso nos llena de satisfacción a todos los que provenimos de diferentes países, sin renunciar a nuestro origen.