Un Mustang más eficiente

Alberto Bortoni

Agencia Reforma

Para un seguidor del Mustang resultará difícil aceptar que haya existido alguna vez un Mustang V6 digno de presumir.

Se acepta que en gran medida son los responsables de la continuidad en la vida del Mustang y que son favoritos de las compañías de renta.

Además siguen siendo modelos atractivos estéticamente e incluso dignos de coleccionarse, pero si se quiere un Mustang verdaderamente deportivo era indispensable que el auto tuviera ocho pistones; al menos hasta ahora.

Ford nos ha prestado el nuevo Mustang V6 en su versión manual, esto es la versión más económica del pony de Ford.

La verdad el auto nos ha dejado muy gratamente sorprendidos.

Para el 2012 Ford cambió de motor y en lugar de utilizar el arcaico 4.0 litros ha utilizado un nuevo y mucho más moderno motor de 3.7 litros.

Es un motor más pequeño pero que supera al anterior en todos los aspectos; particularmente en potencia.

El nuevo 3.7 litros genera 305 caballos de fuerza; es decir, ligeramente menos que el Mustang V8 anterior; y el par no está tan mal, 280 lb-pie que aunque están relativamente alto en el tacómetro se llega fácilmente a ellos con una transmisión manual.

Este es por mucho el motor V6 más potente que ha estado en un Mustang de producción, pero no sólo eso, también es el más eficiente a la fecha. No es que sea un auto tremendamente económico; según Ford con esta motorización el auto logra un rendimiento de combustible de 13.1 km/lt en carretera y 8 km/lt en ciudad, pero aún así bastante eficiente para tratarse de un Mustang.

Pero lo interesante de un Mustang no es cuántos kilómetros se logran entre gasolinera y gasolinera sino el tiempo que toma llegar de semáforo a semáforo. Increíblemente la versión V6 no dejará mal parado a nadie; según las estimaciones iniciales de la marca para la cifra de 0 a 100 km/hr se han quedado cortas en comparación a lo que algunos medios han declarado; cifras de 5.1 segundos no son extrañas en pruebas independientes.

Y lo mejor del caso es que el Mustang V6 hace su trabajo sin objetar en ningún momento la demanda de potencia y desempeño del conductor; al contrario, la recibe con alegría y disposición.

Los seis cilindros revolucionan con soltura gracias a la apertura de válvulas variable e independiente para admisión y escape.

Sin problemas se llega a la línea roja, que está por las 6,850 rpm y que siempre va acompañada de una nota agradable del escape.

El sonido es quizá el único problema real que se puede argumentar en contra del Mustang V6 y es que más que el ruido de un muscle car la nota es más bien la de algún deportivo oriental.

Potente y de altas revoluciones pero no muy apegada a los cánones de composición norteamericanos, que normalmente traen notas más graves.

El manejo es bastante agradable. Es fácil caer en sobreviraje pero con algo de cuidado y no abusando del acelerador se puede controlar sin mucho drama.

La suspensión podría ser mejorada con una un poco más rígida, pero para el uso diario resultará cómoda sin dejar de ser adecuada para el ocasional manejo entusiasta.

Los frenos son con discos ventilados en las cuatro ruedas, de dos pistones adelante y de pistón sencillo atrás.

A diferencia de otras generaciones del Mustang en esta ocasión son más que adecuados para la conducción deportiva y detienen al auto sin problemas en la mayoría de las situaciones.

Pero a pesar de lo bueno que resulta ser todavía hay muchas áreas de mejora para el Mustang; casi todas ellas en el interior.

La versión que pudimos probar era la versión más austera y eso era evidente en la cabina. Los materiales plásticos son de buena calidad, pero plásticos al fin y al cabo; es un interior sincero que es mejor a que Ford hubiera maquillado los plásticos con pintura metálica, pero algunos detalles en metal de verdad o el forro de piel para el volante le ayudaría mucho a la apariencia.

Por fuera la historia es diferente ya que esta unidad contaba con algunos accesorios originales, algunos agradables y funcionales y otros no tanto.

Entre los accesorios más destacados están los rines, de mayor dimensión y en negro; el efecto era de un auto más agresivo.

Entre los accesorios no tan agradables está la toma de aire simulada sobre el cofre que no hace más que reducir la visibilidad.

Podemos resumir diciendo que los Mustang V6 serán verdaderos deportivos dignos de respeto en las calles.

El GT seguirá teniendo su lugar, más ahora con 412 caballos, pero ahora será más difícil dar argumentos sensatos de porqué es una mejor opción que el V6.