China mística y lejana arraigada en América Latina

EFREN RODRIGO HERRERA

Columnista de AP de Economía y Finanzas Personales

Todo parece indicar que la era china llegó a América Latina y que hay razones suficientes, y presidentes listos a firmar cuanto tratado les pongan al frente, para asegurar que la etiqueta “made in China” seguirá proliferando en el mercado que va desde el Río Bravo hasta la Patagonia, con el Caribe y el Pacífico incluidos.

No en vano el presidente de esa nación, Xi Jinping, durante su visita la semana pasada a México, Costa Rica y Trinidad y Tobago llegó, vio y firmó al menos dos docenas de acuerdos como para que no quedara duda de que está marcando territorio en el hemisferio.

Con Brasil, México y Chile como sus principales compradores, con Costa Rica estrenando estadio y acuerdo comercial hecho por los chinos, con el 33% del petróleo de Ecuador endosado como parte de pago de su inversión en infraestructura y con Colombia coqueteándole para obtener un acuerdo de libre comercio, la China mística, otrora lejana y esquiva, está cada vez más adentro del diario vivir latinoamericano.

Y como si fuera poco, Nicaragua se alista a endosarles a empresarios chinos gran porción de su territorio y de sus costas en los dos océanos para que construyan el segundo canal interoceánico del hemisferio.

Según información suministrada por la Asamblea, la iniciativa, cuyo fin es ordenar el comienzo del estudio de factibilidad a cargo de una empresa con sede en Hong Kong, ya tuvo el primer dictamen positivo este lunes y sería aprobada esta misma semana.

Especialmente durante los últimos 10 años, China se ha convertido en un socio comercial fuerte en la región, desplazando a Estados Unidos en varios países, con un comercio global que bordea los 200.000 millones de dólares anuales.

No solo es el primer destino de las exportaciones tanto de Brasil (17 como de Chile (24%), sino que es un socio trascendental para la economía de Perú, de Ecuador y, más recientemente para Costa Rica.

A Colombia le vende casi 10.000 millones de dólares y le compra cerca de 3.500 millones de dólares, mientras que a México le vende casi 10 veces lo que le compra: 56.936 millones de dólares, frente a 5.721 millones de dólares, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), de 2012.

El apetito de la economía china por bienes primarios, especialmente de minería y agrícolas, es lo que tiene a esa nación profundizando las relaciones comerciales con los países latinoamericanos, con o sin acuerdos.

Mientras el mandatario chino visitaba los países mencionados, en Beijin (Pekin) se realizaba el primer Foro Chino-Latinoamericano y del Caribe sobre cooperación en agricultura.

Allí China ofreció 50 millones de dólares para crear un fondo con el fin de potenciar la cooperación en el campo agrícola.

Datos de NBSC indican que el comercio agrícola con la región representa cerca de 16% (30.900 millones de dólares) del total global. Brasil y Argentina son la fuente de cerca del 90% de las compras de productos agrícolas por parte de China en América Latina.

Según cifras de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (UNIDO, por sus siglas en inglés), China es el mayor productor del mundo en productos textiles (37% del total mundial), prendas de vestir, y cueros (29 y productos de cuero (39%).

De manera que no hay que hacer mucho esfuerzo para imaginar detrás de qué va la lejana y mística China al buscar ampliar los lazos comerciales con América Latina.