CINCO AÑOS EN EL INFIERNO

Jorge Ramos

Thomas Howes, Marc Gonsalves y Keith Stansell me contaron en una entrevista como sus 1,967 días en el infierno verde de la selva colombiana estuvieron marcados por encadenamientos, amenazas constantes, trabajos forzados, huidas del ejército en medio de la noche, enfermedades y la desesperanza de no ver el sol por lo tupido de las ramas de los árboles. En el día 13 de febrero del 2003, todo comenzó mal. La avioneta en que viajaban los tres norteamericanos, junto a otras dos personas, se quedó de pronto en silencio. Las otras dos personas que viajaban en la avioneta — un norteamericano y un colombiano — fueron asesinados. Gonsalves, quien en cautiverio fue obligado a utilizar un uniforme rebelde que decía "Hecho en Venezuela", no entiende por qué el presidente venezolano Hugo Chávez rehusa llamar "terroristas" a las FARC. "Cuando yo miro a un presidente de un país diciendo una cosa así", declaró Gonsalves, "yo creo que él está mostrando al mundo su ignorancia". Stansell coincide, enseñando las cicatrices causadas en su cuello por las cadenas que le ponían los guerrilleros para que no escapara. Stansell, Howes y Gonsalves están de acuerdo en sus críticas a los brutales métodos de las FARC. Pero no coinciden en sus opiniones respecto a Ingrid Betancourt, la ex candidata presidencial que estuvo secuestrada casi siete años y con quien compartieron parte de su cautiverio. "Es una mujer engreída", dijo Howes. "Mi significado de un político o una política es que sea un servidor público; yo no vi eso en ella". "Ingrid es una persona muy arrogante", añadió Stansell. Sin embargo, Gonsalves — con quien Ingrid tuvo una relación más estrecha (aunque no íntima) — tiene una opinión totalmente distinta a la sus compañeros. "Estuvimos escribiéndonos cartas en secreto. Ella es una buena amiga mía. A ella la quiero mucho. Para mí es una buena persona". Pero la lotería no fue para siempre. "Yo estoy en el proceso de divorcio", lamentó Gonsalves. "Lastimosamente ahora estoy soltero. Mi vida de antes ya no existe. Ahora estoy empezando una vida nueva. Pero estoy feliz por tener la oportunidad de vivir libre otra vez". El único de los tres que mantiene una vida emocional más balanceada es Stansell. El tuvo una relación con una azafata colombiana, quien quedó embarazada poco antes de que él fuera secuestrado. Y ahora ambos son los padres de dos niños, gemelos, de seis años de edad. "Mi vida es lo mejor que yo he imaginado", exclamó Stansell para terminar. "La vida es un regalo".