Compadezcan a los niños

Esther J. Cepeda

Columnista

¿Se ha ido demasiado lejos? ¿Es demasiado y demasiado pronto? ¿Habría que detenerlo?

Las respuestas a estas preguntas –que surgen a gritos de un artículo, en la revista People, sobre la controversia en torno al programa de TLC, “Toddlers with Tiaras” (Infantes con tiaras), que pinta el mundo de los concursos de belleza entre pre-adolescentes.

Tras semanas de indignación, en los medios sociales, desencadenada por un episodio del 7 de septiembre, en que una madre vistió a su hija, para un concurso, como una prostituta parecida al personaje de Julia Roberts en la película “Pretty Woman”–mini diminuta, peluca rubia, botas brillantes y altas hasta los muslos– la revista People lanzó, desde los estantes de la caja del supermercado, el debate nacional sobre si este programa es o no apropiado.

Como si la conexión entre la niña de cinco años de la tapa de este número y la indignación que sintieron los estadounidenses, hace casi 15 años, al ver el rostro de porcelana de JonBennet Ramsey, una niña asesinada, adornando el frente de la misma revista no fuera clara, Larry Hackett, el editor ejecutivo, la cristalizó en su carta del editor.

Lo que no figuró en su prólogo del número del 26 de septiembre fue un reconocimiento de la culpa que tienen las publicaciones sobre celebridades y chismes cuando presentan niños –y las estúpidas familias que inician ese proceso de explotación– con la excusa de informar sobre un fenómeno cultural.

El artículo está lleno de fotos de la pequeña “Pretty Woman”, así como de otras niñas de entre 2 y 5 años, en poses provocativas y usando pequeñas bikinis y sostenes cónicos al estilo Madonna.

Y después está la diminuta ropa, a veces sexy y los tacones altos. Sí, para niñas que aún no van al Jardín de Infantes.

Hay organizaciones, como el Parents Television Council, que están tratando de que el programa sea cancelado y grupos espontáneos que apoyan un naciente “Boicot a ‘Toddlers and Tiaras’” en páginas de Facebook.

“Pequeños Gigantes”, el enormemente popular programa de variedades sobre niños de la TV en español, transmitido en Estados Unidos por Univisión, habitualmente presenta niñas pre-adolescentes usando ropa pegada al cuerpo, con el estómago al aire y bamboleando sus no-desarrolladas caderas al ritmo ultra sensual temas de Shakira y otros. En un episodio reciente, un niñito vestido de mujer recibió grandes elogios por sacudir sus falsas partes femeninas al son de un tema popular.

En la época en que las fotos profesionales de concursos de JonBenet Ramsey comenzaron a aparecer en los medios, recuerdo que un comentarista de un programa radial de entrevistas exclamó que la niña muerta de 6 años estaba rebuena. “Yo me la ‘tiraría’”, dijo, “Quiero decir, odio decirlo, pero mírenla. ¿No es eso lo que se supone que uno debe pensar cuando la ve?”

La gente aún reacciona así ante niños pequeños que no tienen ni idea de por qué se los aplaude.

La industria de la sexualización de los niños está floreciendo porque la gente no comprende lo que está mal, o no le importa. O bien observa los programas de TV y les compra ropa provocativa a sus hijos o consume medios que piden que uno se pregunte si esta conducta es dañina tanto para niños como para adultos –mientras, al mismo tiempo, la exhiben en sus páginas en cantidad y a todo color.

Como muchas de las cosas desagradables de la vida, ignorar meramente este tema no hará que desaparezca, debemos hallar formas de expresar abiertamente la opinión de que tratar a niños pequeños como si fueran adultos que dan su consentimiento no está bien.

Esto podría significar participar en conversaciones desagradables que uno normalmente evitaría con amigos, parientes o hasta con los niños de nuestra vida.

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