Descartan explosivos

Abel Barajas y Antonio Baranda

Agencia Reforma

El estallido que causó la muerte a 37 personas en el edificio B-2 del complejo de Pemex fue una explosión difusa en la que nada tuvieron que ver explosivos y que fue causada en el momento en que una acumulación de gas en un sótano hizo contacto con una fuente de calor, como puede ser una chispa.

Esas son las conclusiones preeliminares a las que arribó el Gobierno Federal sobre la explosión del jueves pasado, en una investigación donde participan peritos de la Agencia de Alcohol, Tabaco y Armas de Estados Unidos, la empresa SGS de Inglaterra y la Policía Nacional de España, además de especialistas de la UNAM y el Politécnico Nacional.

“Si hubiera habido un artefacto explosivo habría provocado la destrucción de todos los vidrios del complejo administrativo, como ustedes podrán ver, están intactos todos los vidrios de las plantas superiores”, dijo el Procurador General de la República, Jesús Murillo Karam.

“De allí concluimos con la tesis de que el siniestro derivó de una explosión difusa la cual se suscitó al acumularse un gas inflamable en los sótanos del edificio y que al hacer contacto con una fuente de calor, una chispa eléctrico mecánica cualquiera explotó provocando así los hechos que se investigan y que ocasionaron la muerte de 37 personas y un número importante de lesionados”.

A pesar de tener localizada la causa de la explosión, el Procurador dijo que por ahora no se ha podido determinar si esa acumulación de gas pudo ser provocada o fue producto de una negligencia, aspectos que aun son objetos de investigación.

“La explosión fue por gas acumulable, averiguar si alguien puede acumularlo o si sucedió de alguna otra forma o se accidentó, es tarea de una investigación que vamos a hacer”, dijo.

En la sede de la PGR, el titular de la dependencia ofreció una rueda de prensa, acompañado del Secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong; el Secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell; el director de Pemex, Emilio Lozoya y el subprocurador de Control Regional de la PGR, Alfredo Castillo.

En su exposición, mencionó que los datos que descartaron el uso de explosivos son los análisis de laboratorio, la inexistencia de un cráter definido por una explosión o de alguna fractura de vigas de acero, así como también del hecho de que no hallaron ningún rastro de fuego, ni siquiera una hoja de papel.

También dijo que ninguna de las víctimas presenta daños en los oídos, lo que sería característico del una detonación por artefacto explosivo. Y añadió que los únicos que presentan quemaduras son los tres que estaban expuestos a un gas en forma inmediata.

Definió que se trató de una explosión “difusa, lenta y horizontal” que primero impulsó hacia arriba las losas, para luego causar un derrumbe.

En la investigación de la PGR, se ha determinado que 4 trabajadores de Copicosa, un jefe y tres empleados, realizaban labores de mantenimiento a los pilotes en el sótano dos, donde se carece de iluminación y usaban un contacto que había en el techo, donde conectaban un cable de uso duro con un foco. La PGR ubicó en principio tres fuentes posibles del gas, que son el subsuelo, la sala de máquinas y otra de gas LP, pero esta última ya fue descartada porque no hubo registro del olor característico de este componente.