El azote de Sandy

Por CLAUDIA TORRENS,

Associated Press

NUEVA YORK (AP) – A Josías, el hijo de dos años de Miguel Alarcón Morales, se le agravó un asma porque la familia sigue viviendo en el segundo piso de unan vivienda que se inundó con el paso del feroz huracán Sandy. La casa está llena de moho y huele a humedad, la pintura se desprende de las paredes, explicó el padre.

“No es seguro vivir allí, respirando todo eso, pero no tenemos donde ir”, dijo el inmigrante mexicano de 29 años, quien vive en la zona de South Beach, en Staten Island, frente a Manhattan, y perdió su trabajo en un heladería de Nueva Jersey que cerró sus puertas tras el paso del huracán. La familia, con dos hijos más, sólo se calienta con un aparato de calefacción eléctrica.

A Morales le costó mucho decidirse a pedir ayuda a las autoridades federales porque está en el país ilegalmente.

“Tenía miedo de pedir ayuda al gobierno”, confesó. “Por el hecho de ser indocumentado, uno piensa que va a haber repercusiones”.

El azote de la supertormenta ha dejado en una situación de vulnerabilidad a miles inmigrantes mexicanos sin papeles que viven en la isla cercana a Manhattan y que debido a falta de información y miedo por su condición migratoria tardan más en rehacer sus vidas que los ciudadanos afectados por el mismo desastre natural.

Después de pasar días en casas de amigos o familiares, muchos están regresando a los sótanos y casas que alquilaban antes de la tormenta, a pesar de que éstas siguen siendo inhabitables y están llenas de moho. Otros no pueden pedir ayuda al gobierno porque no están autorizados a vivir en Estados Unidos y no tienen hijos nacidos en el país.

Hay quienes pueden pedir ayuda a la Agencia Federal FEMA porque sí tienen hijos inscritos en el Seguro Social, pero no lo hacen por miedo a ser deportados.

“Si no tienes documentos y estás en tu casa y ves a la guardia nacional, gente en uniforme militar, para arriba y para abajo, obviamente, va a haber temor”, dijo Gonzalo Mercado, director ejecutivo de Centro del Inmigrante, quien lleva trabajando sin un día de descanso desde que el huracán azotó la zona el domingo 28 y el lunes 29 de octubre.

“El temor es por la falta de información. Lo más importante es que los inmigrantes se informen, para ver a qué ayuda y recursos se puede acceder”, agregó el activista.

Aproximadamente 18.684 mexicanos y personas de origen mexicano vivían en Staten Island en 2010, según las cifras del censo, pero activistas en la zona calculan que la cifra podría llegar a 20.000 en la actualidad. En la ciudad de Nueva York el consulado mexicano ha indicado que residen aproximadamente medio millón de mexicanos. Muchos se instalan en sótanos y casas que alquilan en las zonas de Port Richmond, Midland y South Beach, en Staten Island, duramente azotadas por el huracán.

La inquietud y la frustración dominaban la conversación de un grupo de mexicanas en el patio de cemento de un colegio público de Staten Island, un condado de la ciudad de Nueva York.

Mientras algunas hablaban, otras escuchaban y se limpiaban las lágrimas con la manga de la chaqueta, aunque sin perder de vista a sus hijos pequeños, que correteaban por el patio alegres a mediados de noviembre. Las mujeres, bajitas y de pelo negro, hablaban sobre refugios para gente sin techo y la posibilidad de pedir ayuda económica a las autoridades.

“Yo limpiaba casas pero se inundaron o están destrozadas…Llevo días sin trabajar”, se lamentaba Lucina Muñoz, una inmigrante sin papeles de 29 años que no abandonó su hogar hasta que el agua le llegó por las rodillas.

“Llevamos una semana viviendo sin agua, luz ni calefacción. La casa está muy fría”, comentó Eila Olmedo, otra inmigrante de Oaxaca, de 32 años, que describió como ella y sus hijos se cubrían con mantas para poder dormir.

El consulado mexicano tiene en su lista a más de 735 personas de Nueva York y Nueva Jersey que piden ayuda económica del gobierno de México, el cual que ha destinado hasta ahora aproximadamente 180.000 dólares para damnificados. Hasta el martes por la tarde, se habían repartido 66 cheques a esta comunidad, por un valor total de 110.000 dólares. También existe un fondo aparte de recaudación, manejado por el Instituto Cultural Mexicano en Nueva York, al cual el ex presidente Ernesto Zedillo aportó 5.000 dólares.

El único factor positivo que ha dejado el huracán Sandy para inmigrantes sin papeles podrían ser las labores de reconstrucción de casas que beneficiarán laboralmente a jornaleros. El Centro del Inmigrante está intentando abrir un centro de contratación de jornaleros en sus oficinas, en Castleton Avenue, que facilite la ubicación de los trabajadores por empresas.

El jornalero mexicano Eberto Silva dijo que el propietario de su vivienda lo contrató para que trabaje en la limpieza y demolición de otra propiedad suya dañada por Sandy en Coney Island, pagándole 14 dólares la hora.

“Va a haber más trabajo para gente como yo”, manifestó, “Eso es que lo realmente se necesita”.

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