El petróleo sigue mandando

Reflexiones

La Raza del Noroest

En medio del desorden que produjo esta semana en nuestra región, el primer verdadero episodio invernal de la temporada, llegó a nosotros una noticia de proporción enorme en el futuro cercano.

Está mencionada en nuestra página siete y confirma la decisión del Presidente Barak Obama de negar un permiso de operación para un oleoducto que llevaría petróleo desde el Canadá hasta el Golfo de México.

Decisión que sus partidarios llaman valiente, y sus opositores, estúpida.

¿Qué hay detrás de un movimiento que supuestamente frena la creación de cientos de empleos y no ayuda a reducir la dependencia del petróleo de los países árabes?

La respuesta por supuesto también tendrá dos caras, la positiva y la negativa, ambas pintadas con los colores fuertes de un año en que se elegirá o relegirá al primer mandatario del país.

La lucha por la presidencia en este 2012 proyecta ser más reñida y agresiva que en su última edición, de modo que podemos esperar que aparezcan las piezas vitales que serán usadas como caballo de batalla. Este oleoducto va a ser sin duda uno de ellos.

El partido republicano había forzado la inclusión de una fecha límite para decidir si se iba a aprobar el oleoducto, y lo hizo como condición para acordar cambios en el tema de impuestos a empresas el pasado noviembre.

Ahora el Presidente parece “dar un jaque”, negando el permiso en este momento, pero dejando abierta la posibilidad de que se apruebe más tarde.

Más tarde, ¿Cuándo? ¿antes o después de las elecciones? el proyecto tiene apoyo de quienes quieren mejorar la economía y rechazo de quienes quieren proteger el medio ambiente.

Ambos son grupos de electores fuertes y vitales para que Obama consiga lo que se proyecta como una muy luchada relección.

Es decir, una decisión basada en la dependencia del petróleo se convertirá, o ya se convirtió, en uno de los botines electorales más grandes del 2012.

Comienza el ajedrez, movió Obama y ahora los republicanos atacarán “con torres y alfiles” su decisión.

Es triste, pero no parece que la decisión sea tomada con el interés de largo plazo del pueblo americano en mente.

Es posible que se haga simplemente con una calculadora de votos en la mano.