La enfermedad sigue creciendo

Alejandro Domínguez

La Raza del Noroeste

Lo único que Jeffrey Cruz recuerda era que tenía mucha sed. Su madre, Hortencia Martinez vio esto como señal de que tenía diabetes. Porque ella también vivió esos síntomas y lleva viviendo con la enfermedad 20 años. Martinez tiene diabetes tipo 2. Al principio sentía sed, cansancio y no sabía que tenía la enfermedad hasta que su mamá la llevó a una clínica. Ella no era la primera en su familia que estaba siendo afectada por la diabetes. Su papá murió de la enfermedad y toda la familia del lado paterno sufrió de la diabetes. Pero cuando ella fue diagnosticada, no le prestó atención porque no sabía que era la diabetes. "No me importó", dijo Martinez en su departamento al sur de Seattle. Esto fue en 1985. Martinez vivía en Tijuana donde tomaba las medicinas pero no hacía ejercicio, ni dieta, ni sabía si su azúcar subía o bajaba. En períodos su salud empeoraba, sufría de sobrepeso y depresión. Todo cambió cuando en una consulta, participó en una obra de teatro donde se informaban sobre las posibles consecuencias de la diabetes. En esta obra, los voluntarios se les decía que no tenían piernas, sufrían de gangrena o habían perdido la vista debido a la diabetes. Martinez "perdió" la vista y fue cuando se dio cuenta de la seriedad de su enfermedad. "Me impacto la recreación. Me movió el tapete porque no quiero perder la vista," dijo. "Tomé consciencia". Dijo que el embarazo de Jeffrey fue riesgoso. Cruz nació al octavo mes y fue puesto en una incubadora por ocho días. Cuando Jeffrey tenía cinco años, la familia se mudó a Los Angeles donde ella fue a la clínica comunitaria donde contó su caso y recibió consejos de como controlar su diabetes. "Me sentía con más animos, más ganas de vivir. No tenía cansancio", dijo. Cuando vino a Seattle, fue a Sea Mar donde asistió a clases y aprendió a comer de manera sana y controlar su dieta. Tener conocimiento de su enfermedad ayudó a que Martinez controlara su enfermedad. Ahora se está tratando de que más hispanos estén tan informados como Martinez. El pasado fin de semana se realizó la expo de diabetes donde se otorgaron servicios en español e inglés. Se hizo una campaña en diversos medios de comunicación para que más hispanos asistieran y de acuerdo a organizadores, esto fue un éxito. "Tuvimos más hispanos que nunca antes," dijo Mark Johnson, director de programas para la Asociación Americana de Diabetes. Johnson dijo que en total, más de 5,000 personas asistieron al evento en el Qwest Center en Seattle. Este año hubo más participación. El problema es que los números de personas siendo afectadas por la diabetes está creciendo también. "Cada 20 segundos, una persona está siendo diagnosticada con diabetes en el país", dijo Johnson. De acuerdo a Johnson, alrededor de un cuarto de la población de Estados Unidos tiene una clase de diabetes. Los hispanos tienen más probabilidades de ser diagnosticados. Johnson dijo que no se sabe a ciencia cierta la razón de esto pero se cree que es debido a la dieta americanizada y falta de ejercicio. De acuerdo a cifras del Centro de Cuidado de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés), ha aumentado los casos de diabetes en hispanos desde 1997 cuando se empezó a considerar la raza en los pacientes. "La CDC dice que si esto continúa, uno de dos hispanos nacidos después del 2000 tendrán diabetes en sus vidas", dijo Johnson. En el estado de Washington, el condado de King es el condado con mayor número de personas mayores de 20 años con diabetes de acuerdo a estudios del CDC en el 2005 con cifras mayores de 87,000. Le siguen otro cuatro condados que incluyen Pierce y Snohomish. No todo son malas noticias ya que la diabetes se puede prevenir o hacer que tarde en salir en la vida, con buena dieta y ejercicio. Martinez sigue este consejo al caminar como ejercicio y nunca comer fuera de la casa. Ahora ella pasa lo que ha aprendido a su hijo cuando descubrió que tenía diabetes. Cruz fue diagnosticado con Diabetes tipo 2 cuando tenía 10 años. Al contrario de su madre, él se asustó cuando fue diagnosticado. "Me asustó. Pensé que iba a morir o algo así," dijo. Sin embargo, considera que lleva una vida normal. Ha aprendido a controlar su diabetes al controlar lo que come. Cruz se inyecta insulina dos veces al día para controlarla, pero también lo puede hacer con dieta y hace pesas como ejercicio tres horas por semana. La diabetes no ha afectado su vida social porque sus amigos y trabajadores de la escuela saben que tiene diabetes y ayudan al verificarle su azúcar. Cruz solo no puede comer tantas golosinas, dulces y soda. En general, Cruz dice que no lo tratan de manera diferente pero hay excepciones. "Me tratan diferente cuando se preocupan por mi salud," dijo. Tanto Cruz como Martinez saben que tener diabetes es su vida y esto no significa que no tendrán una vida normal. Martinez dice que ahora es importante vivir sanamente. No importa si se tiene o no diabetes. CAJA Para mayor información, puede llamar al 1-800-Diabetes o visitar www.diabetes.org