“Latinolandia”, Donde la diversidad viene naturalmente

Por Esther Cepeda,

The Washington Post

EL PASO, Texas – Recientemente pasé cuatro días en “Latinolandia”.

En serio.

He visitado comunidades con mucha concentración de hispanos en Florida, California y Arizona, pero nada como lo que experimenté en un viaje periodístico organizado por el programa Latinos and Society del Aspen Institute.

En El Paso, Texas, y en el sur de New Mexico, que junto con Ciudad Juárez en el lado mexicano de la frontera, componen la llamada “región Borderplex”, encontré algo atípico: un medio totalmente integrado bilingüe y bi-cultural.

Estoy acostumbrada a caminar en alcaldías, oficinas profesionales y tiendas de comestibles tomando nota mentalmente de los pocos hispanos que se pueden ver, uno o dos, si acaso. Pero en la zona de El Paso, donde la mayor parte de la población es hispana, los latinos están por todos lados. “Aquí, hasta los anglos son latinos”, dijo Cindy Ramos-Davidson, directora ejecutiva de la Cámara de Comercio Hispana de El Paso. Como muchas otras familias, El señor O’Rourke y su esposa, Amy, mandan a los hijos a la escuela pública, donde están inscriptos en programas bilingües.

Estar en un lugar tan “ciego al color” fue realmente extraño. Me atrevo a decir que la mayoría de los hispanos en Estados Unidos gasta una considerable parte de su energía mental pensando cómo perciben los demás su pericia lingüística, nivel de educación, o logros sociales y económicos, sobre la base de su apellido o del tono de su piel.

En El Paso y la zona circundante, no parece que eso ocurre demasiado, si acaso ocurre. No hay un bagaje emocional sobre si la gente marrón de la oficina fue contratada a causa de la acción afirmativa, no hay posturas políticas sobre quien “debe aprender el idioma” (todos son bilingües, hasta en el lado mexicano), y no hay choques culturales.

Dan Olivas, que reside en El Paso, dijo lo mismo que oí de por lo menos 100 personas que conocí en la región: “Esperamos ser un ejemplo para el resto del país. Los hispanos deben asumir un papel de liderazgo en Estados Unidos. Lo estamos haciendo aquí, podemos hacerlo en cualquier parte.” No estoy segura si es posible lograrlo en el resto del país. Parece que hubiera una homogeneidad en el bi-culturalismo de esta zona que no encontré en ninguna otra parte. David López, de la Alianza para el Desarrollo Económico de Mesilla Valley (New Mexico), aseguró a nuestro grupo que lo mismo ocurre en su zona de la región del Borderplex.

“Nunca supe lo que era la segregación hasta que me mudé a San Diego,” dijo López. “Aquí estamos todos mezclados.”

Es difícil saber si la región del Borderplex es realmente, como todos prometieron aquí repetidamente, un anticipo de lo que será el resto de los Estados Unidos en décadas futuras.

Tras haber escuchado la descripción de la región como “uno de los últimos bastiones de la simpatía de la era de los años 50”, es difícil de imaginar.

¿Pero no sería lindo?