Lo que ocurre en América Latina debe reportarse

Por Esther Cepeda,

The Washington Post

CHICAGO – He aquí una noticia asombrosa que ustedes probablemente no hayan oído: Se alega que soldados y contratistas estadounidenses, con base en Colombia, agredieron sexualmente a docenas de niñas, entre 2003 y 2007, y que algunos de los ataques fueron grabados y vendidos como pornografía.

Esas acusaciones se incluyeron en un informe de 800 páginas dado a conocer en febrero por el gobierno colombiano y el grupo rebelde FARC, donde se detalla su conflicto de 50 años de duración, por la finalización del cual están llevando a cabo negociaciones.

Parece ser que la primera información que se tuvo en inglés de esas acusaciones apareció en Colombia Reports, un boletín de noticias con sede en Medellín, a fines de marzo.

Según Colombia Reports, Renan Vega, de la Universidad Pedagógica Nacional de Bogotá, uno de los historiadores que investigó el documento, dijo “hay abundante información sobre la violencia sexual, en absoluta impunidad gracias a los acuerdos bilaterales y la inmunidad diplomática de funcionarios estadounidenses.”

Colombia Reports continúa: “El historiador citó un caso de 2004 en la ciudad de Melgar, en la región central de Colombia, donde 53 niñas menores de edad fueron abusadas sexualmente por contratistas destacados en un lugar cercano ‘quienes además filmaron el abuso y vendieron los films como material pornográfico.’

Según el principal periódico de Colombia, El Tiempo, las víctimas del abuso sexual fueron obligadas a huir de la región después de que las familias recibieran amenazas de muerte.” Estas increíbles e indignantes acusaciones no me llegaron por medio de los tres diarios principales que leo a fondo todos los días, ni los aproximadamente cinco sitios web que chequeo a diario. Me enteré de este informe de febrero por primera vez hace unos días, mientras escuchaba el podcast de NPR, “On the Media”.

El tema era el siguiente: puntos ciegos y noticias que no se cubren. Según Chris Allbritton, reportero del Daily Beast que comenzó a cubrir la noticia en abril, uno de los motivos por los que esta noticia ha tardado tanto en circular es que, aunque se la reportó desde principios de febrero, la acusación contra el personal estadounidense no llamó la atención hasta la semana anterior a la Pascua, cuando Colombia prácticamente se cierra durante la Semana Santa, lo que retrasó la investigación de reporteros estadounidenses.

Allbritton también señaló lo que ha lamentado todo hispano una y otra vez: “Los medios estadounidenses en inglés tradicionalmente tienen un punto ciego cuando se trata de América Latina. No sé en realidad por qué, siempre me pareció bastante curioso, pero sea por lo que sea, no les interesa, a menos que sean diarios regionales, como quizás el Miami Herald o el L.A. Times, que sirven a una amplia población hispanohablante.”

Es cierto. Aunque los países latinoamericanos son socios comerciales, así como también constituyen el hogar ancestral de la mayor minoría de este país, la región generalmente es desechada por los medios estadounidenses.

Incluso cuando nuestros presidentes viajan al sur de la frontera para participar en reuniones de seguridad, inmigración, drogas o tráfico humano —asuntos importantes para los estadounidenses— la cobertura a menudo es escasa o de una nota. El presidente Obama asistió a la séptima Cumbre de las Américas en Panamá, pero al buscar la cobertura de la cumbre, el acontecimiento que se llevó los titulares fue el apretón de manos con el cubano Raúl Castro. Importante, sí, pero no lo único importante. Allbritton cerró sus comentarios referidos a la carencia de reportes sobre las violaciones de Colombia reconociendo que la historia finalmente está obteniendo algo de difusión en Estados Unidos, que ha apoyado al estado colombiano en su lucha contra el narcotráfico, FARC y ELN.