Si el voto latino se sigue dando por descontado, el gigante dormido nunca despertará

Esther Cepeda

The Washington Post

Están comenzando a aparecer nuevas historias que expresan una “profunda preocupación” sobre si los hispanos—quienes, según indican las encuestas, prefieren a Hillary Clinton por sobre Donald Trump—irán a las urnas en la cantidad necesaria para que los demócratas ganen. Una pregunta más acertada es: ¿Por qué se espera que los latinos voten cuando se les prestó tan poca atención? Aunque más del 91 por ciento de los electores latinos registrados declararon que era más que probable que votaran este año, más del 60 por ciento reportó que no había sido contactado por una campaña, partido político u organización. A pesar de todo lo que se habla sobre “El gigante dormido” y la demografía como destino, las principales campañas políticas están suponiendo lo que los hispanos harán en noviembre y lo están dejando librado al azar. ¿Por qué? Porque los latinos están concentrados en unos pocos estados clave y cuando se considera que esos estados votarán por un candidato en particular, no se invierten recursos para educación del elector ni participación en la elección, dejando una situación dudosa. “Es un enfoque perezoso y cínico de la política nacional que se centra en un puñado de estados que se perciben como campos de batalla, mientras se ignoran los estados que se perciben como ya decididos,” expresó Arturo Vargas, director ejecutivo del Fondo Educativo NALEO con sede en California. “Pero los latinos constituyen una comunidad de 50 estados y, además de la afrenta de que no los hayan contactado, después [las organizaciones y los candidatos] nos insultan, lamentándose de que los latinos no participen tanto en las elecciones aunque no pasaron tiempo ni gastaron recursos para atraernos.” “Ahora es en el último minuto antes de la elección, y se está lanzando dinero para interesar a los latinos a organizaciones lideradas por no-latinos en Florida, Nevada, Colorado y otros pocos lugares donde se supone que la contienda será reñida. California ya se volvió azul, entonces el dinero que se gastará allí es prácticamente inexistente, aunque hay importantes contiendas menores, como la lucha por el escaño del Senado de Barbara Boxer, más 53 escaños de distritos electorales para el Congreso y 17 proposiciones para votación,” dijo Vargas. “Y después es aún peor: A menudo se moviliza, o manipula a los latinos, se los utiliza para resultados electorales específicos y después se los da por muertos, sin ninguna infraestructura para que esos funcionarios electos den cuentas de su gestión. Básicamente, para cada elección se entusiasma a los latinos, diciéndoles: ‘Ésta es la elección más importante de su vida’, pero cuando se rompen las promesas y nada cambia, se desilusionan. ¡Y después echamos la culpa a esa misma gente por no votar la vez siguiente! Eso es lo que sucedió en las dos últimas elecciones presidenciales con la reforma migratoria, y todas las criaturas políticas latinas deben comenzar a decir las cosas como son.”