Un último adiós

Debra Smith y Amy Daybert

The Daily Herald

Por unas horas el martes, todo el condado pudo decirle adiós a Jayme Biendl, de Granite Falls y oficial de la correccional, quien fue asesinada el 29 de enero, mientras ejercía su trabajo en el Reformatorio del Estado de Washington en la ciudad de Monroe.

Los funcionarios estimaron que al menos 3,500 personas se hicieron presentes en el homenaje que se le hizo a la oficial, en el Comcast Arena. Esta fue la mayor muestra pública de duelo en Everett, desde hace por lo menos una década.

Algunas calles en el centro estuvieron cerradas y en la Avenida Hewitt, cerca de la arena, se colgó una bandera gigante de los Estados Unidos, de dos escaleras de camiones de bomberos.

Las calles afuera de la arena, estaban llenas de hombres y mujeres vestidos con sus uniformes de policías. Las calles también estaban llenas de civiles, quienes tomaban fotos de la bandera.

Temprano, durante el día, las personas más cercanas a Biendl se reunieron en una funeraria de Marysville para acompañar el cuerpo a la ceremonia.

Un grupo de 16 empleados de la ciudad de Marysville junto con el Alcalde Jon Nehring llegaron a la Avenida de State y la Calle 8, cerca de la Funeraria Schaefer-Shipman.

“Queríamos demostrarles nuestro apoyo”, dijo el alcalde.

Varios policías en motocicletas habrían camino en medio del tráfico, para que el coche fúnebre que llevaba el ataúd de Biendl pudiera pasar, detrás iva el vehículo con la familia.

Lágrimas rodaban sobre las mejillas de las personas que estaban viendo partir al coche fúnebre.

La caravana pasó por la prisión de Monroe, donde trabajó Biendl, y después se dirigió hacia Everett.

A las 11:30 a.m., las calles cercanas a la arena estaban llenas de cientos de personas. Todo era silencio, solo se escuchaban los helicópteros de noticias. Dentro de la arena, los dolientes se pusieron de pie, mientras el ataúd de Biendl llegaba hasta el escenario, el cual estaba lleno de flores.

Después de la ceremonia, Eric Mogensen, un empleado civil del Complejo Correccional de Monroe, comentó haber visto a Biendl varias veces en la prisión.

El homenaje fue conmovedor, dijo él.

“El momento que más me tocó, fue cuando le dieron la bandera [estadounidense] a su madre”, dijo él. “Esa fue la parte más dura”.