Acerca congruencia a la felicidad

Georgina Montalvo

Agencia Reforma

¿Qué es la congruencia? Se trata de una sensación de armonía que no da paso ni siquiera a un viso de duda o angustia al hacer o decir algo. Algo que quizá sólo pueden describir quienes la practican.

En general, todo ser humano aspira a vivir esa sensación a lo largo de su vida, pero en el camino pueden atravesarse diversas circunstancias que impiden experimentarla, advierte Tania Rocha, investigadora de la Facultad de Psicología de la UNAM.

“Cuando hay congruencia, el logro de cualquier objetivo es fácil y se alcanza con un esfuerzo mínimo, porque todas las fuerzas propias tiran hacia la meta sin problema”, refiere un artículo de la página web de Estrategias en Programación Neurolingüística (www.estrategiaspnl.com).

Sin embargo, existen personas que tienden a realizar sus objetivos para complacer o agradar a otros, éstas son quienes están en mayor riesgo de ser incongruentes, advierte la psicóloga.

Agota

Andar por la vida con esta actitud puede resultar agotador, pues implica sostener todos los días algo que realmente no existe.

“Entre más grande es esta distancia (entre lo que se quiere ser y se es) se van minando cuestiones como la autoestima, se genera un sentimiento de desasosiego, descontrol; y si se vuelve una constante sentirte insatisfecho hay riesgo de caer en depresión; siempre inviertes una gran cantidad de energía por tratar de parecer quien no eres y al final la sensación de deslealtad es para uno mismo.

“Tarde o temprano se llega a la conciencia de que se está fingiendo: quizá a corto plazo funciona, pero con el paso del tiempo, mientras te conocen y se hace evidente la incongruencia, no se puede sostener mucho tiempo la máscara y te das cuenta de que estás atrapado en tu propia mentira”, asegura Rocha.

Las consecuencias

Las personas incongruentes ven afectada negativamente su vida en diferentes proporciones, depende de en qué momento ubiquen su malestar y hagan cosas distintas para volverse congruentes. Rocha indica que la incongruencia incide en tres niveles: el mental, el emocional y el físico.

Saber que la imagen que se proyecta no coincide con lo que se busca mostrar genera una frustración que altera la tranquilidad, tal certeza se puede convertir en un pensamiento obsesivo que a su vez genera tristeza.

“La tristeza permanente puede hacerte caer en depresión al grado que te impide realizar tu vida cotidiana”, agrega la psicóloga.

La depresión influye en la afectación de la tercer esfera: la física, pues el malestar emocional podría desencadenar síntomas como dolor de estómago, de cabeza o causar alguna distracción que ponga en riesgo la salud de la persona. Si el nivel de malestar es tal, lo recomendable es pedir ayuda psicológica.

La congruencia redunda en felicidad. Un ingrediente importante de esta sensación de armonía es el aprender a ser flexibles. “Si tengo ciertos valores, pero el mundo cambia, nosotros también vamos cambiando según el tiempo, la edad, y las experiencias de vida, conviene ser flexibles para aceptar cosas nuevas y así ser congruentes con los cambios”, comenta Rocha.

Para lograrlo se debe partir de tener objetivos claros y definidos en la vida: ‘¿qué quiero?’ es la pregunta clave para empezar este trabajo y se debe contestar con total honestidad.