Cantar al dolor hiere

Georgina Montalvo

Agencia Reforma

Cantar abrazado a un mariachi: “Ya me canso de llorar y no amanece / Ya no sé si maldecirte o por ti rezar”, pedir una y otra vez al trío de la cantina “Corazoncito tirano”, o poner diez veces en casa “Corazón partido” mientras toma unos tequilas parecen acciones inofensivas y hasta necesarias ante una ruptura amorosa, pero aprenderse de memoria canciones de dolor y despecho para entonarlas con enjundia todos los días, por varias semanas o meses puede colocarlo en un pantano emocional.

“Cuando alguien está en esta condición puede incluso entrar en el terreno del masoquismo, pensar: ‘entre más sufra y entre más me duela, más infeliz soy’ y así reafirmo que nadie me quiere, nadie está conmigo y entonces es un círculo vicioso de no resolución”, advierte Alejandro Águila Tejeda, psicólogo especialista en tanatología.

Ser rechazado sí es un dolor de los más profundos, explica Helen Fisher en su libro Por Qué Amamos (Taurus): “La pena, la furia y muchos otros sentimientos pueden invadir el cerebro con tal vigor que la persona apenas consiga comer o dormir”.

Pero tras el dolor instalarse en el sufrimiento, no tiene ningún sentido, agrega Águila Tejeda.

Terrible soledad

“Si al principio de tu separación hablas y hablas de tu soledad y tu desgracia (o cantas y cantas refiriéndote a ellas) significa que requieres una catarsis importante para acomodar la experiencia, pero (también) habla de que tu sensación de soledad es tan profunda que tal vez te está sobrepasando”, refieren los psicólogos Tere Díaz y Manuel Turrent en su libro Volver a Empezar (Norma).

Entonces, recurrir a Rata de dos patas, La media vuelta y otras canciones similares no le hará sentir mejor, pues construirse un odio hacia la persona que abandonó tampoco ayuda a aceptar la realidad.

“Es como si el sujeto dijera: ‘si no me quieres, te voy a odiar para que no me duela tu abandono’, pero es un efecto paradójico, porque están haciendo más memoria de la persona y de entrada pueden decir: ‘no te quiero’, ‘no siento nada contigo’, pero finalmente es una no aceptación de la realidad”, agrega Águila Tejeda, miembro de la asociación civil Instituto Hispanoamericano de Suicidología.

“Mi opinión actual es que la función de la furia del abandono es la de impulsar a los amantes decepcionados a desprenderse de uniones sin futuro, a curar sus heridas y a reanudar su búsqueda en pos del amor en otros pastos más verdes”, agrega Fisher.

Decisión

La separación del ser amado es un proceso que casi todos los seres humanos vivirán en algún momento, algunos varias veces. Pasar por este duelo de manera saludable puede implicar desde 6 meses hasta 2 años, señala Águila Tejeda. La duración dependerá del tiempo que hayas pasado junto a tu pareja, de la profundidad de su relación y qué papel jugó: abandonador o abandonado.

Sin embargo, estas experiencias, coinciden los especialistas, siempre son una oportunidad para crecer.

Aunque el abandonado sea tomado por sorpresa por la separación, siempre podrá elegir cómo vivir ese episodio: regodeándose en el dolor o aprendiendo para no repetir la misma historia.

Para Walter Riso, autor de Amores Altamente Peligrosos (Norma), quienes fracasan en sus relaciones poseen una “información invaluable”, pues saben que ya son conscientes de lo que les disgusta y lo que no están dispuestos a negociar.

Así es que más que gastar energía cantando dolorosamente, los expertos sugieren emplearla en la reconstrucción de uno mismo.

“Aunque te parezca contradictorio, la soledad tiene cualidades sanadoras: a solas favorecemos la

introspección, la reflexión y el desarrollo del yo interior (…)

Si bien la soledad conlleva dolor, es un dolor que asumido siempre nos lleva a madurar y crecer”, concluyen los autores de Volver a empezar.

Desde

la antigüedad

Los viejos médicos griegos y árabes tenían diez básicos para prevenir y curar el mal de amores.

1. Dejar pasar el tiempo.

2. Ayunar, porque nada se desea

con el estómago vacío.

3. Cambiar el lugar geográfico

porque la variedad alivia.

4. No ver al objeto de amor, dado

que éste entra por los ojos.

5. Recordar las partes malas del amado para lograr su desacreditación.

6. Evitar comidas con poderes afrodisíacos (vino, ostras,

cebollas) y perfumes que despierten el erotismo.

7. Alejarse del ocio y hacer ejercicio, trabajar y estudiar.

8. Asistir a fiestas, banquetes y salir a pasear para evitar la soledad.

9. Evitar literatura romántica y canciones de amor.

10. Conocer más personas, pero con la claridad de no comprometerse.

Fuente: www suicidologia.com.mx