Enséñelos a leer…

(Agencia Reforma).- Leerle a los niños un cuento antes de dormir va mucho más allá de ayudarles a conciliar el sueño, es, además, un catalizador de sus experiencias y una de las maneras más efectivas de acercarlos al mundo literario e inculcar en ellos el buen hábito de la lectura.

En ningún momento esta tarea será tan sencilla y oportuna como cuando los chicos están aprendido a leer, porque en ese momento quieren “devorarse” las letras y saber qué dicen todos los textos que encuentran a su paso desde los impresos en la caja de cereal o el bote de jugo hasta los señalamientos de tránsito, las tiras cómicas y las instrucciones de sus juguetes.

Esto no es cuento Los cuentos representan múltiples ventajas además del conocimiento literario.

Los niños se reflejan en la vida de los héroes, o tal vez, en la de las víctimas y extraen de la historia formas de enfrentar sus propios temores.

Los cuentos llevan mensajes, moralejas, enseñanzas sobre historia, recomendaciones prácticas que incluso pueden aplicar en su vida diaria.

Las historias que se cuentan antes de dormir representan para los niños acontecimientos de gran importancia que les ayudan a fijar patrones de conducta que repetirán incluso hasta que sean adultos.

Leer junto con los chicos favorece la interacción padres-hijos, la convivencia, el intercambio de opiniones y la evaluación de los avances de los niños.

Hay que tomar en cuenta que las historias transmiten valores culturales, costumbres y creencias, por lo cual la lectura que hagan los padres no debe ser mecánica, sino orientada.

De vez en cuando tendrán que detenerse y dejar que los niños expresen sus opiniones, hagan comentarios, sugieran lo que el personaje debería hacer o no hacer.

Están en un proceso de aprendizaje y la repetición continua de una historia les permite ampliar sus horizontes, darle nuevas dimensiones, buscar nuevos caminos para un mismo problema.

Los padres pueden recordarle a sus hijos el contenido de un libro cuando vean una situación semejante en la vida real para que establezcan similitudes y diferencias.

Pocos padres son totalmente conscientes de que la lectura de cuentos significa una preparación de los niños para el aprendizaje y el conocimiento que se espera obtengan en la escuela.

Padre e hijo alternan turnos en el diálogo, la madre llama la atención del niño hacia el libro o le hace preguntas acerca de las páginas empujándolo a enfrentar conflictos y lograr soluciones.

Complementario a todo este aprendizaje, los cuentos exacerban la imaginación de los niños, llevándolos incluso a crear sus propias historias.

El desarrollo imaginativo del niño es parte de su proceso creativo. “Si lo puedes imaginar, lo puedes crear”.

Muchos grandes y beneficiosos inventos han salido de un intenso proceso de imaginación al final del cual lo que parecía imposible termina por encajar en la realidad.

Su entrada al mundo de las letras

Sin duda, el beneficio más tangible e importante de los cuentos antes de dormir es el de introducir al niño en el mundo de la lectoescritura.

Si bien en sus primeros dos años de vida lo que más les interesa es ver los dibujos de los personajes y se vuelven un mundo de preguntas sobre porqué son así, qué están haciendo, a dónde van o de donde vienen, hacia los tres años de edad ya empiezan a interesarse en las palabras escritas.

En algún punto de la lectura del cuento querrán saber dónde aparece escrito el nombre de su personaje favorito, o si surge alguna palabra de uso común y frecuente para ellos, querrán tener una imagen de ella.

Acostumbrar a los niños a la lectura es crear un base sólida para el aprendizaje, sobre todo si consideramos que lo que aprenden en la escuela es sólo una parte de lo que en realidad necesitan saber y no hay forma más rápida y eficaz de obtenerlo que leyendo.