Hijos berrinchudos

Natalia Vitela

Agencia Reforma

Es muy frecuente que durante el crecimiento y desarrollo de las personas se les enseñe a ocultar las emociones porque para muchos es un signo de debilidad; sin embargo, dice María Martina Jurado Baizabal, académica de la Facultad de Psicología de la UNAM, para realizar un buen manejo y adaptación emocional es necesario reconocerlas y encauzarlas adecuadamente.

Así que es fundamental que los papás enseñen a sus hijos, desde pequeños, a identificarlas y canalizarlas bien.

“Los padres son los encargados del bienestar y de la estabilidad emocional de sus hijos y por tanto deberán ayudarlos a identificarlas para promover un desarrollo integral y armónico”, puntualiza.

Indica que es importante que desde el momento en que los padres detecten que su hijo tiene dificultad para expresar sus sentimientos lo ayuden a reconocerlas y nombrarlas.

“Con frecuencia los padres atienden las emociones del niño cuando hace berrinches o cuando no quiere obedecer, pero es mejor estar atento siempre a educar sobre cualquier manifestación emocional”, indica.

Estrategias

Algunas estrategias que la académica propone son: “Mostrarle al niño mediante gestos y palabras las emociones que está expresando.

“Le reflejamos a él la alegría, tristeza, temor, enojo… De esta forma le ayudamos a reconocer las señales que le ayudarán para identificarlas y también nombrarlas”, explica.

Los papás, además, no deben olvidar que son el ejemplo para sus hijos y ellos aprenderán más fácilmente si son un buen modelo a imitar.

Asimismo, cuando la ocasión lo amerite tienen que hablar sobre lo inadecuado que puede ser la expresión emocional sin control utilizando palabras y ejemplos que el niño pueda entender.

Deben ayudarlos a moderar sus emociones cuando estén exaltados, y cuando estén tranquilos hablar sobre el origen y las repercusiones de su conducta emotiva.

Los papás pueden, mediante el uso de cuentos clásicos, enfatizar las emociones que experimentan cada uno de los personajes.

El juego

Jurado Baizabal comenta que el juego es un recurso excelente para enseñar a los niños a reconocer y manejar sus emociones.

“Leer y comentar los cuentos de hadas es una oportunidad para identificar las emociones de cada uno de los personajes, explicarle las consecuencias favorables o desfavorables de esta expresión afectiva, mostrarle otras formas de enfrentar las dificultades y la posibilidad de tener un mejor control emocional.

“En cualquier actividad lúdica, los padres pueden ayudar al niño a encauzar favorablemente las emociones que se desencadenen dentro del juego. Cabe señalar que para que esto sea efectivo, se debe utilizar el lenguaje adecuado a la edad del niño y asegurarse de que comprendió claramente las ideas expresadas”, menciona la también coordinadora del Diplomado de Terapia de Juego.

¿Negativas?

La psicóloga comenta que cuando una persona está enojada, se facilita la expresión agresiva y busca manifestar este sentimiento con demostraciones destructivas y hasta violentas como romper o aventar juguetes, pegar, patear.

“Tendremos que contener al niño en sus emociones y ya que se haya logrado, explicarle que tiene derecho a enojarse, pero con destruir o agredir no se va a solucionar nada, por lo que será mejor hablar de su inconformidad y encontrar soluciones efectivas para el problema.

“Es importante favorecer en toda la familia esta forma de enfrentar y solucionar el enojo para que el menor encuentre congruencia entre lo que se dice y lo que se hace”, concluye.