Identidad, historia y lucha social

Staff Agencia Reforma

¿Por qué el 5 de mayo? ¿Qué tiene de particular esa fecha para que a lo largo del tiempo se haya convertido virtualmente en el día en el cual los mexicoamericanos celebran su identidad, lo mismo en Chicago, que en San Francisco, Los Angeles o particularmente en el Chicago Park de San Diego, a un lado del hoy mal afamado Barrio Logan de San Diego?

¿Será acaso, que esa población, en Estados Unidos, no tiene otra fecha en la cual, de manera concreta, se deje sentir su presencia poblacional, que crece, al margen de cualquier tipo de control o persecución que se ejecute en contra de ella?

Es difícil, en verdad, dar una respuesta precisa a las interrogantes anteriores, pero de lo que nadie puede dudar es que hoy, el 5 de mayo, en cualquier ciudad de Estados Unidos en donde habitan mexicanos de nacimiento o de origen, algo se va a celebrar.

En Calexico, en el parque de la Heber y la Sexta, el que está junto a las oficinas de Gobierno de la ciudad, se celebrará, como siempre, primero una ceremonia cívica, y luego habrá bailables mexicanos y una especie de picnic familiar, amenizado a lo largo de la tarde por música mexicana.

En Los Angeles, en la Placita Olvera, en el centro de la ciudad, y en el este, en la zona de los murales, habrá también celebraciones diversas. En Disneyland, Knotts Berry Farms y Sea World, en el transcurso del día se registran actividades que rememoran lo mexicano. En Las Vegas también, ese día, México se hace presente.

Pero en donde la fecha pareciera cobrar particular relieve desde tiempo atrás es en San Diego, en ese parque, el Chicano Park, que se ubica a un costado del freeway cinco, cerca de las salidas al Balboa Park y al centro de la ciudad, pegado literalmente al Barrio Logan, santuario verdadero de luchas chicanas, antes de ser la comunidad criminal que hoy, para bien o para mal, se está difundiendo.

Tan sólo unas millas lo separa de la línea, de la “herida infectada”, al decir del artista “binacional”, Guillermo Gómez-Peña; de Tijuana, ahí donde está el bordo, punto en el que pese a bardas metálicas, se arremolinan los indocumentados que aguardan el momento para internarse en busca de un futuro mejor.

Cerquita de la ‘Línea’

Allí, en las columnas de acero y concreto que sostienen otras rúas, el Puente Coronado y pasos peatonales, y en los muros que rodean al parque, aparece el mural titulado Héroes e Historia, que en 1973 pintaran los miembros del Congreso de Artistas Chicanos en Aztlán y Toltecas en Aztlán, para así dar testimonio no sólo de momentos culminantes de la historia de México, sino también de lo mucho que en Estados Unidos han tenido que luchar los chicanos para que sus derechos sociales y culturales se respeten.

Hoy poco se recuerda a Salvador Roberto Torres, Guillermo Aranda, Mario Acevedo, Víctor Ochoa, Tomás Castañeda y Salvador Barajas, quienes le dieron vida a ese mural, o a Martín Gómez, bibliotecario de la comunidad y quien luchó por ella.

Pero allí, año con año, cada 5 de mayo, en un césped siempre meticulosamente cuidado, desde temprana hora se reúnen todo tipo de mexicanos y méxicoamericanos que transitan tranquilamente entre puestos de comida, exhibiciones de carros arreglados (ranflas bellísimas realmente), a veces charros en sus monturas, grupos de concheros o de bailes folclóricos mexicanos.

Más tarde, cruzando el freeway, la gente se acerca al Centro Cultural de La Raza, en el Balboa Park, para ver exhibiciones de fotografía o pintura y un espectáculo musical o teatral, que nos hace recordar que el 5 de mayo, en Estados Unidos, es una fiesta de los mexicanos y mexicoamericanos de ese país.

Reynaldo Ayala, maestro de la Universidad Estatal de San Diego, opina al respecto: “Mira, la cuestión no es sencilla, porque allí se acumulan muchas cosas que los mexicanos de México no logran totalmente entender. Primero, porque oficialmente -esto quiere decir que el Congreso de este país lo avala- es la única fecha que es propia de los mexicoamericanos de este país.

Desde luego, allí lo que une y sacraliza oficialmente a esa fecha es la lucha que, tanto México como Estados Unidos, dieron en contra de los franceses. “Los gringos, of course, no iban a permitir que los mexicoamericanos celebraran reivindicatoriamente nada que tuviera que ver con la anexión de territorios”.

La especialista en asuntos migratorios México-Estados Unidos, Martha Sánchez Soler,interviene: “Ello te explica, quizá, que para los mexicoamericanos que ya tienen años viviendo acá, al 5 de mayo lo consideren como la fecha crucial de su mexicanidad, más que el 16 de septiembre, porque esta fecha les habla de una Independencia que no terminan de entender, porque nunca, en las escuelas, nadie les habla de la historia de México”.

Retoma Reynaldo Ayala su intervención: “Andale, es allí, en las escuelas, en donde el 5 de mayo se comienza a celebrar acá en Estados Unidos, aprovechando que en ese mes no hay fechas vinculadas a la historia de EU que celebrar y bueno, el 5 de mayo funciona como una especie de concesión para los hispanics”.

Ahora es Pepe Jacques Medina, líder chicano de Los Angeles, el que acota en este encuentro múltiple, vía telefónica, desde Mexicali:

“Concesión que, vía Corporated America -acuerdo que legaliza donaciones y licitaciones de las grandes compañías hacia la comunidad-, las cervecerías hicieron suya para sacar de las escuelas, a mediados de los 50, la celebración para llevarla a los parques y los barrios y explotar la mexicanidad en sus anuncios y desde luego para así, esa fecha, incrementar sus ventas.”

“Pero no se quedó allí, Pepe -dice Reynaldo-, acuérdate que a fines de los 60, cuando se radicaliza el movimiento chicano, los brown berets (gorras cafés, grupos de seguridad de los chicanos en actos públicos), básicamente, hacen suyo el 5 de mayo, recordando que, según ellos, el primer luchador chicano de la historia es precisamente Ignacio Zaragoza, quien nació en Espíritu Santo, Texas (muy cerca de Corpus Christi), quien estudió en el seminario de Monterrey y luego se fue a la Ciudad de México donde inició su carrera militar, y que finalmente fue el vencedor, en Puebla, del ejército interventor francés, para así ser recuperado por los chicanos como figura que, al igual que Pancho Villa, se distingue por la resistencia que ofrece a los extranjeros enemigos de México”.

“Sí, ¿no? -es otra vez Pepe el que habla-. Mucha de esa resistencia permanece y es lo que, por ejemplo, nos va a permitir convocar a una nueva marcha chicana en Los Angeles, para plantear otra vez nuestras reivindicaciones en el terreno de la ciudadanía, la educación y la defensa de los derechos sociales”.

Entonces se escucha nuevamente a Martha Sánchez Soler: “Pero que no tiene mucho que ver con la estampilla postal que los gobiernos de México y Estados Unidos van a cancelar conjuntamente el 5 de mayo -cuyo motivo alegórico es una corrida de toros- tratando de celebrar así en ambos países la fecha”.

Testimonio Binacional

El 5 de mayo es una fecha difícil de ubicar históricamente. Ella se mueve, tal y como sucede en la realidad, entre la ficción, el festejo social o como ceremonia reivindicatoria.

Lo que no falla es que, en todos los casos, existe la conciencia de que es una fecha de los chicanos en Estados Unidos, que sólo tangencialmente tiene que ver con las festividades que ellos plenamente identifican de raigambre mexicana: el noviazgo y el matrimonio; el nacimiento; los 15 años; el Día de Muertos -quizás, hasta hoy, la celebración más arraigada-; las posadas y la charrería.

Esta fecha, por ejemplo, con todo el carácter reivindicatorio que alcanzó después de los 60, no aparece en los corridos y muchas veces hay resistencia hacia ella, por ese carácter oficialista de que está teñido desde sus orígenes por estas tierras.

Pero, como sea, en San Diego, Los Angeles, San Antonio, Chicago y Seattle, el 5 de mayo, como diría el brother Guillermo Gómez-Peña, está allí ya, hoy, como parte de una mexicanidad y experiencia chicana-latina, que incorpora, en el marco de una cultura popular en formación, sonidos de la quebradita, rap, Los Caifanes, La Lupita, La Maldita Vecindad y Los Tigres del Norte.

Que igual abre espacios a cholos y “salvatruchos” (como se les llama a los jóvenes salvadoreños de Los Angeles), que visten lo mismo un Stetson y botas de cowboy, y que sin duda fácilmente se pueden comunicar en caló teñido de spanglish con los punk-rockers del Distrito Federal o de Tijuana.

Muchos festejarán en algún lugar, donde se escucharán seguramente algo parecido a lo que escribió el muralista chicano José Antonio Burciaga: Ahora there’s gonna be esos cabrones que dicen, well, this bato was never a pachuco and what’s he toriqueando like this for? And hey, ése! It’s like gabachos who ask me how come I talk English so good, como si el English juera derecho propio de los gabas. Pos ¡pura madre ése!

Moviéndose en el terreno difuso de las fronteras, la verdad es que el 5 de mayo en Estados Unidos es otra celebración distinta a la que tradicionalmente se festeja ese día en esto que se llama México.

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