Los retos de las nuevas solteras

Claudia Mendoza

Agencia Reforma

Gloria Carvajal Rascón, psicoterapeuta con especialidad en familia y pareja, de la UDEM, explica que ante una ruptura, separación o ausencia por muerte de la pareja, la mujer inicia un periodo en el que debe reconocerse y recuperar tiempo para sí misma.

“Durante la relación, por nuestra cultura o los papeles asignados, se pierde la oportunidad de ser para sí misma, de tener un proyecto propio, de salir en sus horarios, hacer deporte, por ejemplo, o actividades de gusto personal.

“Pero cuando vuelve a estar sola, inclusive piensa en hacer una carrera que no hizo o en buscar un trabajo que la satisfaga, y es un periodo en el que se fortalece la identidad de la persona”.

Al recuperar el tiempo que antes le dedicaba a la pareja, muchas ven la oportunidad de ganar su propio espacio, tiempos y gustos que por años tuvieron incluso olvidados.

Y pese a lo que muchos consideran, cuando la mujer termina una relación de matrimonio por viudez o divorcio piensa dos veces las cosas antes de volver a comprometerse, porque le ve muchas ventajas a seguir siendo ella misma y sacar adelante su proyecto de vida.

“Si se reinicia la vida sentimental con otra relación, ya lo hace con muchos más elementos para negociar cosas, para no ceder fácil, y aprovechan esa experiencia que les dejó un anterior matrimonio”, indica Carvajal Rascón.

Viudez y divorcio

En el caso de la viudez, la nueva responsabilidad económica y emocional es ahora responsabilidad de la mujer.

“Una mujer sola sobrelleva mucho más a la familia que un hombre solo, porque él busca rápido pareja y no siempre es acertado, pero la mujer es quien administra la vida emocional de la familia y eso la capacita a seguir con ese rol aunque su pareja ya no esté.

Ella está acostumbrada a ayudar al otro, a administrarle su vida emocional, y cuando se reinicia una relación sentimental se piensa en esa nueva responsabilidad y no siempre se quiere volver a tener.

Pero las estadísticas muestran que hay muchos hogares recompuestos en la actualidad, explica la psicoterapeuta, pues mujeres y hombres deciden de nuevo unirse y formar una familia para compartir la crianza de los hijos.

En muchos ámbitos de la sociedad, la divorciada se ve como causante de un rompimiento, mientras que a la viuda se le cataloga como víctima sin embargo, las dos tienen las mismas posibilidades y derechos para rehacer sus vidas si así lo desean, indica.

“Creo que nos gusta creer que una mujer no ha buscado pareja por no meter un hombre a la casa, ya que esto nos ayuda a recuperar la idea tradicional de familia, en la que ella se sacrifica por sus hijos, pero no necesariamente es así.

“Quien se sacrifica se frustra en su autorrealización. No es lo mismo decidir hacerlo porque así lo eligieron por proyecto de vida, a pensar en que no le queda de otra y posterga o reprime las necesidades que tiene como persona”.

¡Fuera etiquetas!

Carvajal Rascón dice que no hay que descalificar a la mujer divorciada porque muchas de ellas han aportado todo para que su relación funcione sin embargo, los altos índices de divorcio las convierten en un número más de estas cifras.

“Hay que pensar que hay relaciones que fracasan y punto. Ahora estamos en un proceso de cambio, con más comprensión y pensando que un divorcio no es algo que alguien desee, que es doloroso y así la gente lo visualiza mejor.

“Ahora las personas lo entienden un poco más y se ponen en los zapatos de la mujer y del hombre divorciados”, agrega, “hay mucha más comprensión porque vemos muchos casos alrededor”.

En la actualidad éste es un fenómeno común en todos los círculos, por lo que se ha quedado atrás la imagen de la mujer divorciada como la libertina que no supo afianzar su familia.