Piense metas que sí cumpla

(Agencia Reforma).- ¿Cómo planear algo nuevo sin tomar en cuenta las experiencias previas? Para definir los objetivos que quiere cumplir en el 2009, una psicóloga y una pedagoga proponen echar un vistazo atrás para saber qué de lo que hizo en 2008 lo dejó tan satisfecho que valdría la pena repetirlo, y qué actos fueron realmente contraproducentes. A partir de ahí, señalan, el establecimiento de los nuevos objetivos contará con una buena dosis de realismo y con altas posibilidades de lograrlos.

“Sentarse a hacer esta reflexión permite a la persona profundizar en lo que verdaderamente necesita y desea; porque a veces los objetivos se establecen partiendo de otra cosa que no eres tú y no te das cuenta que busca cumplir deseos de otros o exigencias de la sociedad”, señala la psicoterapeuta Marcela Domínguez.

“Así puedes ubicar lo que pretendes alcanzar y resolver, pero sobre todo te obliga a reflexionar sobre lo que ya tienes que te puede ayudar a conseguir eso que deseas, se abren muchas áreas de oportunidad”, agrega Mayte Lot, profesora de la Facultad de Pedagogía de la Universidad Panamericana.

Hacer este recuento también reducirá el riesgo de permanecer soñando y nunca materializar las metas.

Cosa por cosa

A quien decide hacer esta revisión le conviene analizar un área de la vida a la vez, pues si se observa todo al mismo tiempo el panorama puede presentarse como una “faena muy compleja” y asustar a quien desea actuar, al grado de paralizarlo.

Cuando esto sucede, “conviene echar mano de alguien como un amigo cercano, un consejero espiritual, un psicoterapeuta o alguien que represente una autoridad moral, que me pueda acompañar tanto en mi análisis como en mi proyecto”, comenta Domínguez.

“En esta época del año todos tendemos a tener este espíritu de querer ser mejores el año que empieza, el problema es cuando aquello que nos planteamos se aleja de las posibilidades reales que tienes de lograrlo”, explica Lot.

Si en la revisión de sus objetivos cumplidos y no cumplidos se topa con una carga de frustración muy grande, “se debe pensar que el mismo ejercicio de estar reflexionando sobre mí es un paso adelante, como dicen los chinos: ‘un viaje de mil pasos comienza con el primero’”, comenta Domínguez.

“También es importante aplaudirnos las metas que logramos, porque en la medida que puedo visualizar los logros no pierdo de vista que estoy en un largo camino, pero tengo la certeza de que el resultado final lo veré en determinado tiempo”, indica Lot.

Objetivos reales

Proponerse objetivos alcanzables “da a nuestro proyecto una máxima de la psicología que es el principio de realidad, y nos permite establecer concretamente qué voy a hacer, cómo, cuándo y haciendo qué puedo conseguirlo”, señala Domínguez.

Por ejemplo, alguien de baja estatura no puede pretender ser sobrecargo porque las exigencias de esa tarea piden a alguien de características específicas, e insistir en querer lograrlo resulta absurdo y genera una fuerte carga de frustración.

“El cambio de año es muy significativo porque la gente desea y tiene esperanza de lograr nuevas cosas, y el tiempo se presenta como algo que podemos controlar y programar, renace el deseo de hacer y de no repetir lo que fue desagradable”, dice Lot.

Una vez definidos los objetivos se deben acomodar por prioridades y observar si la realización de uno depende de que otro se cumpla.

“Es importante no ser muy ambiciosos, si nunca lo hemos hecho, sería muy poco realista e injusto cargarnos de un proyectazo; por ejemplo, si no sé cuidar plantas, me propongo sólo invitar una planta a casa y si al paso del tiempo logré darle los cuidados necesarios, puedo invitar a otra”, considera Domínguez.

“Si te pones metas demasiado ambiciosas, para el 21 de enero te habrás cansado o la habrás olvidado”, advierte Lot. No olvide, concluyen las expertas, que a medio año conviene hacer otra pausa y realizar el mismo ejercicio de ratificar lo que va bien y rectificar lo que ya es imposible lograr.