No dejes que se agrave

(Agencia Reforma) .- Si bien la gripe es una enfermedad viral que no suele complicarse, en algunas ocasiones puede agravarse con infecciones que necesiten más tiempo de recuperación.

Sobre todo en invierno, donde el frío obliga a las personas a concentrarse en lugares cerrados que propician la multiplicación del virus.

Dentro de las principales complicaciones se encuentran la faringoamigdalitis, sinusitis, otitis y, en casos severos, neumonía, menciona el otorrinolaringólogo Jorge Treviño Garza.

La faringoamigdalitis es una infección de la garganta y de las anginas que se manifiesta con fiebre alta, placas blanquecinas en las amígdalas y aumento de los ganglios del cuello.

Cuando la infección viral inflama los senos paranasales se produce una sinusitis, explica Treviño Garza, la cual obstruye la salida de la secreción nasal.

“La mucosidad se torna verde y espesa, el sentido del olfato disminuye y el dolor de cabeza se intensifica”, comenta.

En ocasiones, cuando la sinusitis se torna aguda, puede acompañarse de una inflamación de oídos, conocida como otitis.

“La infección bacteriana inflama la trompa de Eustaquio, que es el drenaje natural del oído”, indica, “lo que provoca el dolor de oídos y la fiebre alta”.

Pero la complicación más grave es la neumonía, que además de intensificar los malestares generales, se manifiesta con tos, flemas de coloración verdosa y dolor en el pecho.

Cuando la infección avanza puede ser motivo de hospitalización, advierte.

“En casos aislados, cuando la enfermedad es provocada por un estreptococo y el tratamiento se interrumpe, se puede complicar con fiebre reumática y afectación de los riñones”, señala.

Los medicamentos utilizados para combatir la fiebre y los malestares producidos por las infecciones son los antibióticos y analgésicos.

Sin embargo, las personas suelen agregar otros medicamentos a su tratamiento, menciona, abusan de antihistamínicos y descongestionantes que sólo resecan las vías respiratorias y los hacen más propensos a una complicación.

“Los pacientes necesitan estar bien hidratados y lubricar los conductos respiratorios con soluciones salinas”, sugiere Treviño.

Los niños y adultos mayores son los más susceptibles a padecer complicaciones, pero pueden evitarlas acudiendo al médico ante la aparición de los primeros síntomas, por leves que parezcan.

“Las recomendaciones para una pronta recuperación son evitar las desveladas y el agotamiento físico”, sugiere, “es mejor procurar el descanso y el reposo para que el metabolismo se dedique a combatir la enfermedad”.

En cuanto a la alimentación, no se necesita una dieta especial, sólo requiere estar balanceada.

“Los pacientes deben estar conscientes que una infección viral requiere de medidas higiénicas como lavarse las manos frecuentemente o usar antibacteriales”, sugiere, “lo ideal es usar un cubrebocas para evitar los contagios”.

Vacuna, no para todos

Si te han dado más de tres gripas en el año, deberías considerar vacunarte contra la influenza en este periodo del año.a Sandra Nora González Díaz, jefa de Alergia e Inmunología Clínica del Hospital Universitario, señala que aunque normalmente se recomienda la vacuna a los menores de cinco años y a las personas de la tercera edad, para los pacientes alérgicos está indicada a cualquier edad.

“Las personas con alergia tienen que ir a hacerse la evaluación y concomitantemente están sujetos a vacunarse para la influenza porque son más susceptibles”, indica.

La alergóloga agrega que cuando los pacientes tienen más de tres infecciones respiratorias frecuentes en un año, deben tener una evaluación por parte de un especialista en alergia.

“Eso habla de que hay una sensibilidad, por una parte herencia, y la otra es ambiente. No podemos decir que todo es por contaminación, el tabaco, o por el medio ambiente, es multifactorial y la herencia es un factor importante”, señala González Díaz.

“Se puede esperar que una persona se contagie de influenza en esta época, pero no puedes esperar que tenga gripa en febrero, marzo, abril, mayo o junio”, explica.

Ana María Villarreal Herrera, jefa del Departamento de Vigilancia Epidemiológica de la Secretaría de Salud, coincide en que la persona que se enferma continuamente debe protegerse contra el virus de la influenza.

“Está indicado en los extremos de la vida, en los niños y en los adultos, pero también protegemos a la gente que pudiera ser susceptible a enfermarse, que están inmunosuprimidos, lo que significa que el organismo tiene bajas defensas y puede enfermarse fácilmente”.

Gabriela Govea López, directora de Salud Pública de la Secretaría de Salud, dice que no es necesario que las personas que no están dentro de estos grupos vulnerables se apliquen la vacuna.

“Porque nuestro mecanismo de defensa está preparado para que esto no se complique, a diferencia de los bebés y los viejitos”, indica.

“Es importante decirle esto a la gente porque de repente se entiende que la vacuna es para toda la población”.