¡Renuevate!

Ana Paula Domínguez

Agencia Reforma

El cuerpo

Difícilmente podremos sentirnos con vitalidad y energía si nuestro cuerpo se encuentra intoxicado. Para purificar nuestro organismo podemos seguir las siguientes recomendaciones:

1.- Tomar a sorbitos un vaso de agua tibia en ayunas. De está forma estimularemos nuestro sistema digestivo y liberaremos toxinas.

2.- Comer de forma simple. Entre más sabores y diferentes tipos de alimentos incluyamos en nuestra dieta, más difícil nos será digerirlos. Una dieta sencilla, como la que propone la cocina japonesa, es ideal. El buffet o las degustaciones de varios platillos no son muy recomendables.

3.- Hacer una dieta de desintoxicación por uno, dos o tres días en donde comamos únicamente manzana cocida por la mañana y arroz al vapor con verduras por la tarde, y en la noche se puede repetir la manzana cocida. Durante el día se recomienda beber agua simple, al tiempo, y té de manzanilla. Esta dieta nos ayudará a limpiar nuestro organismo.*

4. Otra alternativa es que hagamos una “monodieta” de manzanas cocidas o crudas todo el día.*

El hogar

¿Qué estamos haciendo con el hogar que tenemos el día de hoy?

Sea un departamento, una casa compartida o de otro tipo, es nuestro hogar y si nuestro hogar no está en las condiciones adecuadas, difícilmente tendremos la claridad y la sensación de bienestar. Lo más importante es que nuestro hogar sea un espacio limpio y ordenado para que la energía fluya en nuestra vida. Algunas formas para purificar nuestro hogar son:

1.- Hacer una revisión exhaustiva de los objetos decorativos que solamente ocupan un lugar y no tienen ninguna función práctica. ¿Podría este artículo ser útil para alguien más? Si es así, lo podemos donar a alguien que lo necesite.

2.- Se dice que la ropa que no hemos usado en más de un año, quizá no la volvamos a usar. Limpiemos nuestro clóset y regalemos a quien sí lo necesita la ropa que esté en buen estado.

3.- Y por último, procuremos que nuestra casa esté libre de polvo y suciedad. Hacer una limpieza exhaustiva en todos los rincones y después poner incienso de sándalo para purificar el ambiente es una buena idea.

La mente

Es importante reconocer que vivimos en un mundo sobrecargado a nivel sensorial. En la medida de lo posible, hay que bajarle al tipo y a la cantidad de estímulos e impresiones sensoriales a los que estamos expuestos, para así aprender a mantener la mente en silencio. La mente también necesita un espacio de purificación. Existen formas para reducir el ruido mental:

1.- Apagar el radio o la televisión.

2.- Evitar las impresiones sensoriales negativas, como ver demasiada violencia o estar en ambientes muy ruidosos.

3.- Escuchar música relajante

y que no nos altere.

4.- Practicar alguna técnica

de meditación.

5.- Contemplar el cielo, el océano o el movimiento de los árboles.

6.- Desconectarse de las

redes sociales.

7.- Apagar el teléfono celular

por unas horas o un día.

8.- Evitar fantasear en el futuro

y traer las memorias del pasado.

Enfocándonos en vivir la multidimensionalidad de cada instante tal y como es.

El espíritu

Si practicamos los consejos anteriores, tendremos más espacio para poder hacer una reflexión profunda sobre nuestra vida y nuestras relaciones. Para purificar nuestro espíritu, un buen consejo que podemos seguir es el de sanar nuestras relaciones.

Una alternativa para hacerlo es hablar directamente con la persona con la que tenemos alguna situación pendiente. En vida, es mejor liberar y transformar nuestro pasado con las personas con las que tenemos algo que resolver. Si la otra persona no quiere resolverlo, en todo caso, podemos estar tranquilos de al menos haber hecho nuestra parte.

Cuando la persona no está presente o quizás no estemos listos para hablar con ella, o incluso si esa persona ya no vive, o se mudo de país, podemos practicar el siguiente ejercicio de visualización.

Para comenzar, hay que separar un espacio del día en el que se tenga tiempo y estemos tranquilos. Sentarse cómodamente y cerrar los ojos. Hacer diez respiraciones muy conscientes y poco a poco permitir que la imagen de la persona en cuestión se aparezca frente a nosotros. Independientemente de la situación que estemos resolviendo, hay que enviar pensamientos positivos a esa persona y buenos deseos.

Darnos cuenta de las sensaciones corporales que se producen en nuestro cuerpo al visualizar a esa persona. Y repetir este procedimiento tantas veces como sea necesario, hasta encontrar la tranquilidad.