¿Será inofensivo reflujo del bebé?

Olivia Guzón

Agencia Reforma

Si bien existen los “vomitadores felices”, como se les conoce a los bebés con reflujo fisiológico, una actividad perfectamente normal durante los primeros seis meses de vida; algunos pequeños sufren enfermedad por reflujo gastroesofágico.

“Se habla ya de la enfermedad cuando el regreso del contenido gástrico va acompañado de síntomas como pobre ganancia de peso, irritabilidad, y enfermedades respiratorias asociadas”, dijo Sergio Fernández, gastroenterólogo pediátrico.

También existe el reflujo como síntoma secundario de otras patologías, como una obstrucción en el tubo digestivo, un pobre vaciamiento gástrico, o alguna compresión extrínseca, indicó el especialista.

A diferencia del reflujo fisiológico, que afecta al 50 por ciento de los bebés de los cero a los tres meses, la enfermedad por reflujo se presenta en menos del 10 por ciento.

Sin embargo, si no se atiende puede ocasionar esofagitis, enfermedades respiratorias, como tos crónica y asma, fallas en el crecimiento del neonato, y, en niños con daño neurológico, hasta broncoaspiraciones.

“A los papás lo que más les angustia es la broncoaspiración”, comentó Fernández, “sobre todo por las noches que no duermen por estar al pendiente del niño, pero deben saber que si el bebé tiene un desarrollo neurológico normal, el riesgo de broncoaspiración es casi nulo”.

En el caso de bebés con síndrome Down, parálisis cerebral y otro tipo de daño neurológico, la historia es otra: cinco de cada 10 bebés pueden sufrir broncoaspiración.

Esto debido a que ellos no cuentan con el reflejo neurológico que anuncia que el contenido del estómago viene hacia arriba, por lo tanto no logran cerrar el mecanismo que impide que ese contenido llegue a los pulmones, explicó el gastroenterólogo.

Si tu bebé presenta alguno de los síntomas asociados a la enfermedad por reflujo es muy importante acudir a tu pediatra de cabecera y posteriormente a un gastroenterólogo pediátrico.

Algunas recomendaciones para disminuir los episodios de reflujo, tanto fisiológico como por enfermedad, son: espesar la leche materna con cereal o espesores externos, elevar la parte superior del colchón del bebé a la hora de dormir, y controlar la cantidad y frecuencia de alimentación.